En Punto – El Sol de Puebla

En época de informes legislativos con pinta de actos políticos de precampaña habrá que estar atentos a lo que ocurra el sábado en la sede del Comité Municipal del PRI, donde, en punto de las 10:00 horas, la diputada federal Blanca Alcalá Ruiz realizará uno de estos ejercicios públicos de rendición de cuentas.

Alcalá es de los pocos priistas que poseen una larga trayectoria en el servicio público, que siguen vigentes en la actualidad y que tienen posibilidades reales de competir en los próximos comicios para trascender más allá del 2024.

La existencia de una alianza electoral opositora a Morena, que al menos hasta hoy no ha sido extinguida formalmente en Puebla, le abre la puerta para contender por un nuevo cargo en el estado, más allá de buscar la reelección en la diputación federal.

Junto con Jorge Estefan Chidiac, Blanca Alcalá ocupa un sitio de privilegio entre los tricolores que son mencionados en las mesas de prenegociación que se han hecho, todavía de manera informal, con líderes y representantes del PAN.

Si al PRI, en una hipotética alianza con el PAN y el PRD, le correspondiera pelear por la presidencia municipal de Puebla o el senado, Alcalá sería una de las primeras opciones, al mismo nivel que Estefan y antes que Néstor Camarillo Medina, el hiperactivo dirigente que ya fue alcalde de Quecholac.

Por eso es que se espera algo interesante de la diputada federal en el informe del sábado.

Alguna sorpresa, un mensaje prelectoral, un desafío, algo que la meta en el ambiente de las precampañas, que ya las hay.

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¿Qué pasó con Javier Lozano Alarcón, que hace un mes anunció con fanfarrias de por medio su incursión en la contienda interna del PAN por la candidatura al gobierno del estado y una vez más se ha replegado?

El exsenador poblano ha comenzado a darles la razón a aquellos que, incluso dentro del panismo, tomaron su pronunciamiento con importantes reservas, al predecir que esa supuesta levantada de mano para meterse en la puja por la gubernatura no sería más que una ocurrencia temporal, sin repercusiones reales.

Hoy parece que ha sido así.

Lozano hizo ruido una semana, quizá dos, y después se volvió a apagar.

Si el panista quiere ser tomado en serio por sus compañeros de partido, algo debe hacer para verse congruente entre lo que dice y lo que hace, sobre todo cuando en la contienda por esa postulación hay un tirador sumamente aventajado: Eduardo Rivera Pérez.

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Claudia Rivera Vivanco no tardó ni 24 horas en salir a responder las acusaciones que desde el Congreso del Estado y la Auditoría Superior se realizaron en su contra.

La expresidenta municipal de Puebla convocó a una conferencia de prensa para refutar aquella narrativa que asegura que ha perdido toda posibilidad de explicar las observaciones del órgano fiscalizador, por el ejercicio de 822 millones de pesos, que es culpable de haber cometido daño patrimonial en contra del ayuntamiento y que, por lo tanto, se encuentra en la antesala de ser sancionada por eso.

Todo es falso, afirma la exservidora pública emanada del partido Movimiento de Regeneración Nacional.

Las observaciones, dijo, obedecen a un proceso natural de rendición de cuentas, son normales, y forman parte de una primera etapa, a la que le sigue una fase en la que ella, junto con su equipo de asesores, resolverá todos los cuestionamientos.

Lo interesante llegó cuando acusó a algunos medios de comunicación y algunas personas interesadas en distorsionar la información, con el propósito de hacerle daño.

En ese punto los reporteros pensaron que la conferencia de prensa se pondría buena, cuando Rivera Vivanco encarara desde ese sitio a los presuntos culpables de esa desinformación.

No lo hizo, dejó el golpe en el aire, sin dirigirlo explícitamente en contra de nadie.

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