Ante la muerte: más filosofía, menos religión – El Sol de Puebla

La muerte es muy probablemente el misterio más grande de todos los tiempos, una cesación de las funciones vitales que nos retira de este plano y a la cual se le ha rendido culto en todas las civilizaciones del planeta.

Se han escrito muchos millones de páginas acerca del hecho de fallecer, dando diferentes interpretaciones acerca de ello, sin embargo, no hay una sola evidencia seria y científica de que alguien haya muerto definitivamente y haya vuelto para contarlo, esto lo señalo porque hay pacientes que sufren algún paro cardiaco sumamente breve y luego el miocardio vuelve a funcionar.

Manifiesto mi enorme respeto a todas las religiones del mundo, cada quien puede creer en lo que quiera, siempre y cuando no se afecten derechos de terceros y precisamente eso es lo que sucede y ha sucedido por siglos entre israelís y palestinos.

Sabemos que el odio que hay entre los dos pueblos parte de factores ideológicos, geopolíticos y económicos, pero, sobre todo, de una diferencia de fe que los hace odiarse mutuamente desde niños.

Hoy que se celebra el día de los Fieles Difuntos, recordamos a nuestros seres fallecidos, recibiéndolos con la tradicional ofrenda que millones de hogares mexicanos ponen año con año, sin importar condición económica, lo cual demuestra la fuerza de las convicciones.

No hay cosa que fusione con mayor fuerza las tradiciones precolombinas con las españolas que la festividad de estos días santos, en los cuales los elementos católicos y del Mictlán mexica se fusionan en un sincretismo sumamente vistoso que hace de nuestras ofrendas el elemento que se puede considerar como el más mexicano actualmente.

Ahora bien, no dudo que una persona que piense en una vida después de la muerte pueda alcanzar una gran felicidad y éxito, es más, tenemos el caso de personas ejemplares que tienen una enorme devoción por dios, especialmente el católico, pese a lo anterior, hay una línea muy delgada entre la fe y la enajenación, lo cual produce problemas como la intolerancia, la violencia y hasta el asesinato.

Personalmente considero que puede ser más constructivo y civilizado ver a la muerte desde el punto de vista filosófico, atendiendo toda una serie de parámetros en cuestiones de valores, teoría del ser y del conocimiento, los cuales nos permite reflexionar acerca de lo que hacemos en este planeta, asumiendo un elemento que puede ser incómodo para muchos, pero el cual es precisamente el que hace más valiosa ésta: la temporalidad.

Al vivir solo unos cuantos años, lo cual es un suspiro en comparación a la edad del planeta u otras criaturas vivientes, bien vale la pena ver a la muerte como esa circunstancia que nos debe hacer aprovechar al máximo los días que estemos vivos, libres de los odios, complejos y traumas, no negándolos, sino afrontándolos y dando solución a ellos.

Es cierto que hay toda una serie de teorías filosóficas, entre las cuales podemos encontrar algunas muy pesimistas, personalmente me inclino con lo señalado por Martín Heidegger, quien habla de que la vida es la posibilidad de todas nuestras posibilidades y que después de la muerte no hay absolutamente nada. Esto sería una motivación colosal para aprovechar y disfrutar la vida, asumiendo también que ésta es un cúmulo de éxitos, fracasos, tristezas y alegrías, elementos de los cuales hay que hacer un balance y darles la cara siempre con buena actitud, sonriendo siempre ante la vida y también ante la muerte. Para terminar, señalo que un elemento que me hace ser taurino es el gran respeto que se muestra al rival y también a la gran posibilidad de fallecer. Hasta la próxima.

vicente_leopoldo@hotmail.com; 22 25 64 75 05.

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