Doha. Magia. Alegría. La Verdeamarela baila a su ritmo. Nadie los iguala. Brasil trompicó en su tercer juego de fase de grupos contra Camerún, pero era claro que otro descuido de esos no iba a volver a suceder en la Copa del Mundo.
Los brasileños se pusieron serios, jugaron a lo que saben. El 4-1 que le metieron a Corea del Sur fue un deleite para los aficionados que asistieron al estadio 974, pero también es un mensaje intimidante para el resto de los competidores que siguen con vida en Qatar 2022.
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Brasil es considerado el favorito para proclamarse campeón y nadie dice lo contrario. Neymar, Richarlison, Vinicius Jr., Lucas Paquetá. El abanico de magos en el campo es variado, nadie tiene tanto talento como los brasileños.
Brasil es tan poderoso que solo necesitó un tiempo para pasarle por encima a Corea del Sur, luego, volvieron a relajarse y permitieron el tanto de la honra para los asiáticos.
El festín se lo repartieron entre todos los atacantes que iniciaron, no hubo envidias, todos anotaron, todos bailaron.
Vinicius Jr. fue el que enseñó el camino, el jugador del Real Madrid recibió un pase de Raphinha, irónicamente futbolista del Barcelona, pero los colores de los clubes no cuentan, todos juegan para la Verdeamarela. Vini movió las redes y luego no dejaron de bambolearse.
Brasil ofreció un recital de pases al pie, fuertes, precisos, todos los controlaron como con chicle en sus zapatos. Neymar se encargó de acrecentar la cuenta tras un penalti que le cometieron a Richarlison. El 10 brasileño estaba en duda para jugar tras una lesión en el tobillo que lo alejó del campo en las jornadas anteriores, Ney pidió el esférico y luego de engañar a Gyu pateó el balón lento. La bola acabó en la portería.
Corea del Sur nunca se acorazó, los asiáticos quisieron ser valientes, eso le gustó a la tribuna, pero para ellos fue contraproducente, Brasil encontró huecos que no iba a desperdiciar. Richarlison recibió un pase de Thiago Silva, levantó la vista y solo puso el balón lejos del portero. Ya iban tres goles. Los amazónicos volvieron a bailar, hasta invitaron a Tite a mover las caderas.
La Verdeamarela en pleno estado de gracia aprovechó para finiquitar el partido, Lucas Paquetá era el que faltaba de marcar, el jugador del West Ham puso la cuarta anotación tras un pase de Vini. La tribuna esperó su famoso baile que es viral en Tiktok, pero no lo ejecutó, no fueron los pasos esperados, sin embargo, celebró rítmicamente.
El estadio 974 fue una auténtica fiesta brasileña. Samba. Magia.
Luego de hacer todo lo que quisieron Brasil aflojó, ese puede ser su único pero. Camerún les ganó una jornada atrás, Corea del Sur les marcó con un tiro de lejos de Paik Seung-ho.
Tite refrescó el campo, Dani Alves entró, incluso el portero Weverton.
La cascada de goles se detuvo. Las emociones disminuyeron hasta extinguirse.
Tras ganar, los jugadores mostraron una manta en apoyo a Pelé, O Rei sigue delicado de salud.
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Antes de irse a los vestidores los futbolistas también se acercaron a celebrar con su gente. La Verdeamarela luce fuerte, unida y mágica.
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