Carlos III fue proclamado rey del Reino Unido con las palabras “¡Dios salve al rey!” del arzobispo de Canterbury, Justin Welby, al colocar la corona de San Eduardo.
A las 11 horas, hora de Londres, Carlos III caminó hacia el altar acompañado del arzobispo de Canterbury y un séquito encargado de llevar la corona y los elementos necesarios hacia la Silla de Estado, donde se realizó el juramento.
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Cabe destacar que durante el camino hacia el altar, dos mujeres representaron a la iglesia anglicana, algo inédito en los últimos 500 años. Una de ellas fue una enfermera afrodescendiente de origen nigeriano, acompañada de la baronesa Fiorella, miembro del nuevo parlamento.
Con la capa de armiño, el rey y Camilla, con un vestido blanco del diseñador Bruce Oldfield, llegaron al altar para realizar el juramento. “Nuestro Señor Jesucristo, en la unión del Espíritu Santo, Cristo ha resucitado. ¡Aleluya!”, dijo el arzobispo para después darle la biblia autorizada para la coronación de la Reina Mary Segunda de la ley de la iglesia anglicana, al rey, quien juró “por su vida de servicio a los reyes y a la comunidad”.
Posteriormente, se llevó a cabo el reconocimiento como rey por parte de los representantes del parlamento: Lady Elish Angiolini, Christopher Finney y la baronesa Amos.
Luego llegó el momento de la unción, para lo cual se cubrió al rey con pantallas de tela con símbolos anglicanos. Carlos III se despojó de algunas de sus prendas para que el arzobispo pudiera colocar aceite en su frente, manos y pecho. El aceite proviene del patriarca de Jerusalén, del Monte de los Olivos, y simboliza la línea directa con Dios, la abuela del rey.
Después se procedió a colocar el manto imperial y Carlos III ocupó la Silla de San Eduardo, que data de 1308. A continuación, se realizó el intercambio de espadas que simboliza el castigo al enemigo.
Finalmente, el momento esperado llegó cuando el arzobispo colocó la corona de San Eduardo de dos kilos de peso, proclamando: “¡Dios Salve al Rey!”.
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Después, Camilla fue consagrada con la corona de María, y el príncipe William firmó como testigo de la coronación, lo que dio paso a la misa.