La falta de recursos económicos, lo burocrático que pudieran resultar los trámites para intervenirlas e incluso la ignorancia sobre el mantenimiento, motivan que las casonas integradas en la declaratoria de Patrimonio Cultural de la Humanidad, en la capital poblana, sean descuidadas o incluso dejadas en abandono, coincidieron especialistas y propietarios de este tipo de inmuebles que han conseguido restaurarlas después de varios años y una considerable inversión económica.
Actualmente, la Gerencia del Centro Histórico, del Ayuntamiento de Puebla, tiene identificadas 44 casonas con deterioro severo, al grado de poner en riesgo a terceros por posibles desplomes o caída de los elementos de sus fachadas, motivo por el que a principios del mes pasado se anunció que comenzaría la aplicación de multas para quienes han atentado contra el patrimonio, permitiendo el deterioro de sus propiedades.
La titular de la Gerencia, Berenice Vidal Castelán, detalló que dentro de la categorización de los inmuebles históricos se considera dentro de la uno a los que conservan todos sus elementos originales y fueron edificados entre el siglo XVI y principios del XIX, en la dos están aquellos que ya han tenido modificaciones, en la tres aquellos que han tenido intervenciones mayores y finalmente en la cuatro y cinco los artísticos contemporáneos, construidos a finales del siglo XIX.
Bajo este contexto, destacó que los 44 inmuebles en riesgo severo corresponden a las categorías 1, 2 y 4, aunque remarcó que todo inmueble ubicado en la zona que recibió la declaratoria de Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO en 1987 tiene que mantenerse en buenas condiciones, sin importar que no esté catalogado como patrimonial o monumento, por el simple hecho de está ubicado en una zona que debe conservarse.
“Como debemos mantener una imagen urbana adecuada a la zona, todos estos inmuebles deben solicitar una serie de requisitos para dar mantenimiento. Hay una serie de pasos que deben seguir si alguien quiere pintar o hacer alguna obra menor, como sustituir aplanados, también deben acercarse a la Gerencia porque son inmuebles históricos o bien, artísticos contemporáneos, todos hacen un conjunto urbano histórico”, expresó.
Vidal detalló que en las 700 hectáreas que conforman el area de la declaratoria existen 2 mil 619 inmuebles catalogados como patrimonio cultural de la humanidad y 6 mil 154 que no tienen esta denominación pero deben conservar sus características arquitectónicas por estar integrados al conjunto del Centro Histórico.
Destacó que una vez agotados los procesos de notificación para requerir el mantenimiento de los inmuebles, la Gerencia procederá, en coordinación con la Secretaría de Desarrollo Urbano, a imponer las sanciones económicas correspondientes a los propietarios de las 44 casonas con riesgos estructurales severos.
“La Ley Federal de Monumentos establece que todo monumento no se puede dejar al abandono y si se trata de un riesgo que afecte a terceros tenemos que seguir los mecanismos de exhorto, de invitación para el mantenimiento pero si vemos que el propietario no está dando mantenimiento no podemos perder algo que es patrimonio cultural de los mexicanos y entonces ahí es donde entran los procedimientos de sanciones o de multas por provocar el deterioro de un monumento histórico”, expresó.
Asimismo, es importante precisar que el artículo 718 del Código Reglamentario Municipal (Coremun) indica que provocar el deterioro de los inmuebles históricos por abandono o falta de mantenimiento se castiga con multas que irán del 15 al 30 por ciento del valor catastral.
Altos costos y burocracia frenan mantenimiento de casonas
Para el investigador de la Facultad de Arquitectura, de la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (UPAEP), Octavio Flores Hidalgo, son diversos factores los que han provocado el deterioro e incluso abandono de inmuebles en el Centro Histórico, aunque los principales son la burocracia para tramitar los permisos, así como la falta de solvencia económica o de conocimientos para intervenirlas por parte de los propietarios.
El especialista consideró que la declaratoria que emitió la UNESCO en 1987 fue “un arma de doble filo”, ya que la falsa información que se difundió sobre las obligaciones a las que se harían acreedores los dueños de inmuebles catalogados como patrimonio motivó que muchos optaran por dejarlos abandonados para poder vender el terreno, ante la creencia de que no podrían vender la casona.
“Posterior a la declaratoria la gente empezó a tener miedo, el rumor fue que una vez declarado patrimonio ya no se podía modificar entonces entró el pánico de que no lo podía hacer cualquiera, la ignorancia provocó que dijeran mejor lo pierdo y lo vendo porque no voy a poder mantenerlo, a partir de los 2000 empezaron los mayores esfuerzos para mantener el Centro Histórico, entonces, ha sido un arma de doble filo la declaratoria porque por la falta de información ya se había perdido muchísimo”, expuso.
Incluso, consideró que actualmente cerca del 20 por ciento de los inmuebles tienen un problema muy alto de deterioro, el 50 por ciento requieren mantenimientos fuertes y el resto al menos de tipo preventivo, independientemente de que hay casonas afectadas por modificaciones con materiales inadecuados, como concreto o acero y sistemas constructivos ajenos al original.
“Una de las grandes acciones que dejan de hacer los dueños de inmuebles es que no limpian las azoteas, al no limpiar las azoteas se acumula la basura en las bajadas de agua pluvial, se estanca el agua y eso genera problemas de humedad y filtración, al no darle mantenimiento a la impermeabilización que tiene, entonces eso va a provocar a la larga un colapso porque al penetrar el agua las vigas de madera o el sistema constructivo se debilita y va a tender a colapsarse”, dijo.
Flores expuso que aunque ahora se ha demostrado que es mejor conservar en buen estado los inmuebles, los dueños se enfrentan a la falta de solvencia económica para reparar las afectaciones mayores que registran o les resulta muy burocrático tramitar los diversos permisos para intervenirlos, por lo que simplemente incurren en omisión de sus responsabilidades.
Afirmó que el mantenimiento menor para una casona no es costoso porque se realiza a base de materiales que no son tan caros, como cal y baba de nopal, no obstante, los gastos incrementan en la mano de obra, ya que se necesita contratar a personal especializado y esto es lo complicado cuando no tienen la orientación adecuada.
El también urbanista, expuso que actualmente hay instituciones como la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP) o el Colegio de Arquitectos que implementan programas de conservación y mantenimiento del patrimonio edificado, de tal forma que son una opción de asesoría para quienes cuentan con propiedades en el Centro Histórico, aunque a veces los trámites pueden frenar la intervención.
“Si la gente es capacitada le pueden dar nueva vida al inmueble con materiales como la cal, lo caro es manejar correctamente las técnicas y eso aumenta el costo, pero los materiales son cal, jabón, baba de nopal, barro. El INAH tiene una serie de personajes que pueden asesorarlos, el problema a veces, y es el miedo de todos, es el nivel de burocracia que a veces hay para que te atiendan y la falta de personal, incluso de ellos, entonces yo podría recomendar que pidan apoyo, incluso de universidades”, dijo.
Restauración de inmuebles con alto deterioro tarda años
Restaurar un inmueble con un grado de deterioro alto suele llevar años debido a los trámites que deben realizarse ante el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), coincidieron Olga Méndez Juárez y José Ramón Lozano Torres, quienes trabajaron para rehabilitar los inmuebles en donde ahora funcionan sus respectivos restaurantes, El Restauro y La Casa del Mendrugo, respectivamente.
La empresaria explicó que rehabilitar el inmueble que ocupa su establecimiento en el Barrio de los Sapos le llevó años de trabajo conjunto con sus socios, ya que se tuvieron que realizar diversos trámites ante el INAH e invertir considerables sumas de dinero para cumplir con los lineamientos de intervención.
“Mucho se atoró en la autorización del INAH, hay una gerencia del centro que es accesible y te acompaña, pero cuando ya se trata de temas con el INAH hay muchas restricciones, por ejemplo hay que respetar piedras, lajas, pintura, azulejos y en particular en El Restauro se tuvieron que reponer algunas piezas y acudir a expertos restauradores de edificios; sí hay restauradores, pero es un tema que lleva su tiempo, por eso de la asesoría y demás”, narró.
A lo anterior, dijo, se suma el hecho de que los costos de mantenimiento de un inmueble en el Centro Histórico se elevan hasta en un 30 o 40 por ciento, ya que a diferencia de un edificio común, necesita materiales, técnicas y restauradores específicos.
Consideró que varias de las casonas que permanecen sin mantenimiento en esa misma zona de la ciudad quizá siguen deteriorándose porque los dueños no cuentan con los recursos económicos y el tiempo para rehabilitarlas, de tal forma que se pronunció a favor de que el gobierno municipal intervenga para instarlos a que cumplan con sus obligaciones y cuiden del patrimonio de la ciudad.
En entrevista por separado, Ramón Lozano compartió que el proceso para rehabilitar La Casa del Mendrugo también llevó varios años, aunque consideró que cuando los trámites se hacen correctamente desde el principio se facilitan y se evitan sanciones por parte del INAH, además de mayores afectaciones al patrimonio.
“Sí es un poco, digamos que, engorroso y hay que hacer trámites con el INAH porque todos estos inmuebles están protegidos y es necesario realizarlos, hay que hacerlo y está bien porque pueden perder sus elementos históricos simplemente por hacer modificaciones y obras que le pueden dar en la torre al patrimonio. Yo tuve una experiencia buena con el INAH y todo fue desde el principio tener aprobado lo que se va a hacer porque si empieza uno a hacer las cosas sin permisos, ahí empiezan las complicaciones”, enfatizó.
Para el propietario, es necesario pasar por los procedimientos que marca el INAH para evitar que el mantenimiento a los inmuebles se quede solo en la atención a la fachada y se garantice que se está cuidando toda la construcción, porque cuando los dueños no lo consideran así es cuando se da paso al denominado “fachadismo” y se descuida el resto del patrimonio arquitectónico.
Desde su punto de vista, hay diversidad de opiniones sobre este tipo de inmuebles porque hay quienes solo los consideran una carga económica con la que ya no pueden, mientras que otras personas si les otorgan el valor único y valioso que poseen, no obstante, la autoridad debería garantizar que los dueños cumplan con al menos dos aspectos básicos: evitar su desplome y cuidar su fachada.
¿Cuál es el proceso para dar mantenimiento a una casona?
Los procedimientos para dar mantenimiento a una casona o inmueble ubicado en el área protegida por el INAH varían dependiendo del grado de intervención, ya que cuando son aspectos básicos como la pintura las autorizaciones se otorgan en menor tiempo, en comparación de proyectos en los que incluso se busca modificarlo, que implican más trámites, explicó la aferente del Centro Histórico, Berenice Vidal Castelán.
Detalló que cuando se trata de intervenciones mínimas la Gerencia otorga una opinión técnica con la cual los propietarios reciben ciertas recomendaciones de intervención, no obstante, cuando es un proyecto de mayor dimensión éste solo es el primer paso, ya que posteriormente se realiza una consulta al catálogo de inmuebles para saber a qué categoría corresponde y con base en ello se emiten los requisitos, técnicas o criterios de intervención que se deberían atender.
Enseguida, expuso, el propietario debe acudir al INAH con un formato denominado “02” para solicitar la autorización de intervención y una vez obtenida deberá regresar a la Gerencia del Centro Histórico con el aval para que ésta emita una factibilidad integral tras verificar una serie de documentos.
El último paso consiste en presentar dicha factibilidad integral a la Secretaría de Desarrollo Urbano, que es la dependencia responsable de emitir la licencia de construcción, con la cual pueden comenzar formalmente las obras.
Cuestionada sobre el tiempo que puede llevar concretar todo el trámite, Vidal expresó que la Gerencia del Centro Histórico emite, tanto el formato 02 como la factibilidad integral en un periodo máximo de 10 días, no obstante, cada dependencia tiene sus propios plazos.
Respecto a los requisitos a cubrir cuando se trata de intervenciones mayores señaló que para emitir la opinión técnica la Gerencia solicita un formato de solicitud, identificación oficial de la persona física o si es gestor una carta poder simple con dos testigos y copias de sus identificaciones, para personas persona morales una carta poder notarial con acta administrativa indicando administrador o representante legal, copia de alineamiento y número oficial, copia del pago predial o constancia de no adeudo y copia legible de escritura inscrita en el registro público de la propiedad.
Asimismo, fotografías del interior o exterior del inmueble, planos con placas arquitectónicas del estado actual y la propuesta de obra, el archivo digital con los planos y, según las dimensiones del proyecto, el carnet del Director Responsable de Obra en conservación de patrimonio edificado y una memoria descriptiva.
En tanto que el INAH respondió a este medio de comunicación que el procedimiento para obtener la autorización de intervención se debe realizar a través de su ventanilla única, disponible en la página ventanillaunica.pue@inah.gob.mx, en donde también se informa al solicitante de los requisitos y se le ofrece asesoría.
Proponen ventanilla única general para facilitar el mantenimiento
Para facilitar el mantenimiento de los inmuebles que integran la zona declarada como Patrimonio Cultural de la Humanidad es necesario crear una ventanilla única general, en la que estén integradas las autoridades municipales, el INAH y expertos en conservación que orienten a los dueños, opinó el urbanista Octavio Flores.
“Sería muy bueno que, independientemente de tener teléfonos de universidades, de apoyo, tener a alguien del INAH de la mano, que haya días específicos para hacer esos trámites porque luego la gente no los entiende y se asusta, que realmente haya una ventanilla única, ágil, con un lenguaje en el que la sociedad y especialistas entiendan lo que se pide o necesita, con el apoyo de universidades y el ayuntamiento para evitar la burocracia, porque invierten dinero y tiempo, es muy complicado y por eso caen en la figura de los gestores”, propuso.
Agregó que el INAH ya ha digitalizado muchos de sus trámites, de tal forma que si se continúa en esa dinámica y se abarca todo el proceso se facilitaría el procedimiento para los dueños de inmuebles.
A la par, consideró que es necesario que el gobierno municipal, desde la Gerencia del Centro y otras dependencias intervenga para ofrecer asesoría jurídica a los dueños de casonas con deterioro severo que tienen algún problema legal, ya sea porque están intestadas o tuvieron algún a invasión, a fin de solucionarlo y dar paso a su rehabilitación.
“Si hay adeudos fuertes se hace el trámite de embargo; si se están haciendo pero hay problemas como que están intestados o demás, debe haber un aliciente de la autoridad para regularizar la propiedad, por ejemplo, poner en la mesa a inversionistas para que hagan procesos de compra venta o acuerdos en el caso de los intestados, todo con asesoría jurídica del municipio”, acotó.
Por último, afirmó que también se deberían promover actividades que ayuden a revalorizar el Centro Histórico, ya que los dueños de edificios patrimoniales deben saber que al mantenerlos en buenas condiciones su valor incrementa y como ejemplo citó que alguna casa con un valor de un millón de pesos en cualquier otra zona de la ciudad, puede llegar a costar hasta 2.5 millones de pesos por estar en un área protegida por el INAH.
“Se necesita fomentar el arraigo, el amor por lo que representan los inmuebles porque a veces dicen por mantener la imagen dejó la fachada y por dentro no me importa lo que pase y no es así. Antes en (el barrio) El Alto había actividades como posadas o demás y todo eso se ha perdido y es lo que convocaba a la comunidad, hay que generar nuevamente estas redes comunitarias”.