El municipio de Atlixco se prepara para la procesión de los engrillados de San Francisco, en el que se conmemoraran 105 años de realizarse esta actividad referente a la tradicional Semana Santa y que recorre calles principales de la ciudad.
En entrevista con Germán Huelit Flores, cronista de Atlixco, narró para El Sol de Puebla la creación de esta actividad, pues fue el señor José Muñoz, quien emprendió esta dolorosa penitencia, pues de acuerdo con la historia, Muñoz era un panadero de tez blanca, robusto de cuerpo y de mediana estatura, sin embargo, estaba arrepentido por una situación personal que vivió.
Por lo que decidió, acudir al templo de San Francisco a dar inicio con algunos rituales y posteriormente su penitencia recorriendo la avenida 16 de Septiembre, en un trayecto de alrededor de cinco kilómetros, cargando cadenas pesadas, sin playera, bajo el sol y padeciendo del dolor y los lamentos por los errores que cometió.
“El señor Muñoz, decidió engrillarse para su penitencia y él es el iniciador entonces de lo que conocemos actualmente de la procesión de los engrillados que participan en la Semana Santa” indicó.
Comentó que antes de la pandemia, cerca de 100 personas participaban en esta penitencia, sin embargo, ante la pandemia de Covid-19, en dos ocasiones se suspendieron actividades, pero finalmente será en esta edición 2023 que regresarán para mantener vivas las tradiciones en la región.
El cronista recordó que, en esta procesión, la mayoría de las personas se suman por algún pecado que buscan deshacer, otras más por agradecimiento y unos más por favores recibidos de Dios, pues son varias las intenciones de los participantes.
“Es una manifestación o expresión de fe que desde luego se requiere de preparación física y espiritual y sobre todo está en la intención de corazón, que ese acontecimiento no se quede ahí, que sea permanente”, señaló.
En esta ocasión realizará durante el Viernes Santo, es decir, 7 de abril al mediodía, cuando los engrillados recorran cerca de cinco kilómetros, durante dos horas de camino, semidesnudos con el rostro tapado y descalzos, arrastrando y cargando pesadas cadenas de hasta 80 kilos a sus espaldas y con espinas clavadas sobre su piel desnuda.