El retorno de Nancy de la Sierra Arámburo a las filas del PRI ha comenzado a convertirse en un dolor de cabeza para el presidente del Comité Directivo Estatal de ese partido, Néstor Camarillo Medina.
Allá en la sede del tricolor se cuenta que la todavía senadora y el dirigente priista han tenido serios desencuentros por dos temas en particular.
Uno tiene que ver con la participación de De la Sierra en el proceso electoral que se avecina y otro con los recursos económicos que el PRI le otorgará para hacer campaña.
Según la especie, la legisladora federal, que en 2018 se puso la camiseta de Morena y de Andrés Manuel López Obrador, no quiere ser menos que candidata a presidenta municipal de Puebla, una aspiración que resultará prácticamente imposible cumplirle, dadas las condiciones actuales de competencia en el frente opositor.
De entrada, el PRI no tiene argumentos políticos para arrebatarle al PAN esa candidatura, y si lo lograra en algún escenario extremo, se prevé todavía más difícil que se la entregue a la senadora, cuando hay otros cuadros priistas con más trabajo de tierra y merecimiento que ella.
En el edificio de la Diagonal Defensores de la República se asegura además que De la Sierra pretende ignorar a su dirigente local gracias a la comunicación directa que tiene con Alejandro Moreno Cárdenas, el líder nacional, y que, en reciprocidad al maltrato, Camarillo le ha dicho que la escucha y la atiende solo porque así se lo instruyeron desde el CEN.
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Si es hombre, cerraré filas y me sumaré a su candidatura, si es mujer, seré yo la elegida por ser la más competitiva y esperaré que mis compañeros hagan lo mismo, que quieren filas.
De esa forma, palabras más, palabras menos, es como la expresidenta municipal de Puebla, Claudia Rivera Vivanco, se expresó ante representantes de los medios de comunicación un día después de asistir a la reunión de unidad convocada por los dirigentes de Morena en la capital del país para informar a los aspirantes a gobernadores y gobernadoras cómo será el proceso de selección del ganador.
Rivera Vivanco confirmó lo que se sabía de manera extraoficial: que en Puebla el partido del presidente López Obrador aplicará una encuesta en mil 200 viviendas de la entidad para definir a su coordinador estatal de los comités de defensa de la 4T.
Pero dijo más:
Que junto con el nivel de conocimiento de los siete aspirantes finalistas, Morena tomará en cuenta atributos como honestidad, congruencia de principios con el movimiento y representatividad como referente del partido.
En su opinión, ella misma encaja en esta descripción y por tanto será la elegida en caso de que el partido se decante por una mujer para el estado de Puebla.
Si se les pregunta a Olivia Salomón Vibaldo y Lizeth Sánchez García, seguro que opinarán lo mismo acerca de ellas.
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La presidenta del Comité Directivo Estatal del PAN ya salió a defender a su virtual candidato a gobernador.
Después de la avalancha de expresiones que le piden al edil Eduardo Rivera Pérez separarse del gobierno municipal, Augusta Díaz de Rivera confirmó la versión dada un día antes por el alcalde: mientras no exista convocatoria oficial no tiene por qué dejar el ayuntamiento, ni él ni ningún otro servidor público que pretenda competir por la vía del frente opositor.
La líder panista expresa de esta manera su apoyo a Rivera Pérez, pero en estricto sentido tiene toda la razón.
Morena adelantó los tiempos en el país porque así convino a sus intereses, pero el calendario electoral, en el caso del estado de Puebla, arrancará hasta la primera semana de noviembre.
Ni Eduardo Rivera ni ningún otro funcionario o representante popular está obligado, todavía, a separarse del cargo.
Rivera Pérez lo hará cuando le convenga.
Y en este momento lo que más le conviene es continuar con los reflectores que otorga el puesto, para seguir promoviendo su imagen pública.