En Punto – El Sol de Puebla

Blanca Cruz García y el resto de los consejeros del Instituto Electoral del Estado comenzaron el proceso con un catálogo de buenas intenciones.

En la víspera del arranque del proceso local, que dará inicio este viernes 3 de noviembre, las autoridades electorales de Puebla emitieron una serie de medidas para regular las contiendas de los partidos y coaliciones a partir de este día y hasta el 24 de diciembre, fecha del inicio formal de las precampañas.

Los nuevos lineamientos, que puede usted revisar a detalle en las páginas de El Sol de Puebla, surgieron con la finalidad de regular los procesos internos de los institutos políticos, así como buscar un equilibrio en la contienda electoral.

Eso es lo que expuso ayer la consejera presidente del IEE, antes de admitir, como se sabe, pero pocas veces se reconoce de manera pública, que las funciones del árbitro electoral son limitadas, ya que los consejeros que fungen como tal deben trabajar conforme a lo que dicta el código en la materia.

Ese es justamente el problema.

Todo este año ha servido para exhibir las carencias de las leyes, los reglamentos y los organismos electorales vigentes no solo a nivel local, sino también federal, para impedir el derroche de recursos en precampañas políticas no reguladas por nadie.

Los aspirantes a la presidencia de la República por el partido Morena pusieron el mal ejemplo.

Luego le siguieron sus pares del frente opositor y, en el terreno local, Puebla se vio inundada, hasta hoy, de instrumentos de propaganda de promoción personal para apuntalar las aspiraciones de los tiradores, también de Morena, a la gubernatura del estado.

Ninguna “autoridad” pudo impedir las precampañas anticipadas, en las que, además, se destinaron recursos económicos no verificables.

Una anarquía total, frente a los rostros inmutables de esos consejeros que dicen representar los intereses ciudadanos.

Compleja tarea la de Blanca Cruz García y el resto de los consejeros.

Al menos deben simular que tienen el control.

Por eso emiten reglas que, ya verá usted, tampoco evitarán que los políticos, de todos los colores, le tomen el pelo a los ciudadanos.

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A partir de hoy queda exactamente una semana para que la Comisión Nacional de Elecciones de Morena anuncie al ganador o ganadora de la contienda interna en Puebla, a menos, claro está, que vuelva a retrasarse la noticia debido a la serie de conflictos que ha generado la selección de los “mejores” perfiles para las nueve entidades del país donde habrá renovación del Poder Ejecutivo.

Pensemos que Morena cumplirá esta vez el plazo acordado y que no habrá postergaciones más allá del 10 de noviembre.

Si el viernes próximo se anuncia al ganador, igual que en las otras ocho entidades, es altamente probable que las negociaciones y los acuerdos con los suspirantes perdedores se den entre el lunes 6 y el jueves 9 de noviembre, por lo que Puebla amanecerá el 10, sino es que antes, con trascendidos que se anticiparán al destape oficial.

Bastará con estar pendientes de lo que ocurra en los cuartos de guerra de los siete finalistas poblanos para tratar de saber quién será el elegido de los dioses morenistas.

Las caras largas exhibirán a los derrotados.

Y las caras alegres, las explosiones de júbilo, al ganador.

Ya falta menos.

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Por cierto, quienes se saben derrotados en Morena ya piensan en la senaduría que, según las confirmaciones de Mario Delgado Carrillo, servirá para entregar una suerte de premio de consolación a los no ganadores de las coordinaciones estatales de los comités de defensa de la cuarta transformación.

Aquí en Puebla habrá solo dos lugares, dos espacios que se repartirán entre seis perdedores.

Sin embargo, es muy posible que en realidad solo haya un lugar disponible, toda vez que una de las candidaturas (de las dos que van en fórmula) ya ha sido asignada para Lizeth Sánchez García, la exsecretaria de Bienestar.

En los pasillos de Morena se asegura que “Liz” tiene un sitio garantizado por la cuota que el partido le obsequiará al PT a cambio de sellar la coalición.

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