En Xochitlán, Tlacotepec y Los Reyes cuidan las tumbas mientras los difuntos visitan altares – El Sol de Puebla

En Xochitlán Todos Santos, Tlacotepec de Benito Juárez y Los Reyes de Juárez, municipios ubicados en el centro-sur del estado de Puebla se mantiene la tradición de velar a los difuntos en los panteones la noche del 1 y 2 de noviembre, fecha en que los camposantos se visten de gala con la visita de vivos y muertos para “convivir” acompañados de música, comida y flores, tal como lo marca la celebración de Día de Muertos.

Año con año, previó al festejo, los pobladores se preparan para recibir a sus seres queridos como se merecen, pues la creencia indica que el 1 y 2 de noviembre son los días que Dios le permite a las almas venir a este mundo y mientras las ánimas regresan a su casa a alimentarse de las ofrendas puestas en su honor, sus familiares deben cuidar sus tumbas en los panteones.

Xochitlán Todos Santos

En Xochitlán Todos Santos el 1 de noviembre decenas de personas acuden al panteón del municipio para festejar la “llegada” de sus seres queridos fallecidos con la intención de pasar un rato agradable en familia y recordar a lo que ya no están en este mundo.

A decir de los pobladores, cada año las familias llevan atole, café, tamales o cualquier otro alimento para cenar con “sus muertitos”. Les adornan su tumba con las tradicionales flores de cempasúchil, pero también agregan bebida y comida que le gustaba al difunto en vida.

“Los visitantes recorren las tumbas y recuerdan los bellos y difíciles momentos que compartieron con la persona ausente, de fondo se escucha la tradicional canción de “amor eterno” y es un momento emotivo y de unión familiar”, dijo Carmen Hernández, ama de casa.

Los habitantes de Xochitlán Todos Santos enfatizaron que, aunque pasar una noche en el panteón puede resultar aterrador para muchas personas, para ellos es una manera de honrar a sus difuntos, “No hay porque tener miedo, si aquí esta nuestra familia y amigos, al contrario, ellos nos cuidan”.

Tlacotepec de Benito Juárez

Pobladores contaron que en Tlacotepec de Benito Juárez la conmemoración de Todos Santos comienza el día 28 de octubre, fecha dedicada a los que murieron en algún accidente, continúa el 29 para los niños que no fueron bautizados y el 30 para los que sí, y alcanza su mayor fervor la madrugada del 1 de noviembre cuando las personas visitan las tumbas de sus familiares y amigos fallecidos cuyos restos yacen en algunos de los 10 panteones que hay en la comunidad.

Detallaron que la actividad principal del día 1 de noviembre comienza a las 20 horas, cuando las tumbas se enfloran y se enceran, mientras los familiares y amigos conviven tomando pulque, comiendo, platicando y escuchando música de mariachi y de las 12 de la noche a las 3 de la mañana es el principal movimiento, pues los familiares visitan todas las tumbas de sus difuntos, aunque estén en diversos panteones.

Puntualizaron que en este municipio se conservan tradiciones popolocas como son algunos cantos y rezos en la lengua, pues el 92 por ciento de los habitantes de la región preserva su cultura indígena.

Explicaron que la colocación de las ofrendas en las casas va de lo más sencillo a lo más suntuoso, pero en todas no falta el pan, el xoconostle, que es la fruta típica de la región, los chapulines, el dulce de calabaza y hasta chiles en nogada o mole, que se complementan con las artesanías de palma de Santa María la Alta.

Los de Reyes de Juárez

Los Reyes de Juárez es uno de los municipios poblanos donde aún se realiza la tradicional velada a los muertos en el panteón, se trata de uno de los lugares más longevos en realizar esta actividad, pues data desde hace más de 300 años, de acuerdo con la historia del lugar.

La noche del 1 y 2 de noviembre familias completas esperan el regreso de sus difuntos para enseñarles el camino a casa y llevarlos hasta la ofrenda colocada en su honor, esto como parte de las festividades de la celebración de Todos Santos.

Pobladores indicaron que el 1 de noviembre acuden al panteón a limpiar las tumbas de sus seres queridos y las decoran con flores de cempasúchil, encienden ceras, veladoras o velas blancas. Ya entrada la noche llevan alimentos y comen en las tumbas en espera de la llegada de los difuntos.

“A las 03:00 de la mañana llegan las almas de nuestros difuntos y los llevamos de regresó a casa para que se deleiten con su ofrenda, pues esta fecha es la única del año en la que tienen permitido regresar del más allá”, comentaron.

Finalmente, compartieron que la luz incandescente mezclada con el color de la flor de cempasúchil y el incienso envuelven a los presentes en un aló de misticismo único y especial, por lo que afirmaron que se trata de una de las experiencias más emotivas del festejo de Día de Muertos.

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