Jorge Luis escribe y vende su propia investigación – El Sol de Puebla

Jorge Luis Vázquez Rodríguez, de 78 años de edad, tiene un amor tan grande por la Catedral de Puebla que esa misma fascinación lo motivó a escribir un libro sobre este recinto histórico y a su vez imprimirlo con sus propios recursos.

Todos los días, en la esquina de la 16 de Septiembre y la 4 Poniente, se sienta a la espera de los turistas para compartirles un poco de la historia de este lugar, catalogado como Patrimonio de la Humanidad.

A pesar de que don Jorge Luis no es poblano de nacimiento, él se siente tan poblano como el mole, pues fue aquí donde decidió echar raíces y construir su propia historia.

Una inesperada y longeva amistad

Aunque Chihuahua lo vio nacer, el destino del señor Vázquez estaba marcado en Puebla. Fue aproximadamente que en 1975 llegó a la Ciudad de los Ángeles para comenzar con una amistad que lo motivaría a escribir su libro.

“Llegué a Puebla como a los 30 años de edad. Mi papá era militar y yo en aquel entonces acababa de salir de la Marina. Durante los más de nueve años que estuve en la naval no vi a nadie de la familia, porque me había escapado de mi casa. Cuando me reencontré con ellos me regañaron. Ya te imaginarás a mi mamá, me dijo ‘¡pensé que te habías muerto!’, estaba enojadísima”, relató.

Una vez calmados los ánimos, su papá le asignó a un soldado para que conociera la ciudad y durante el recorrido lo llevó a la Catedral, donde conoció al sacristán mayor, Jacobo Vera Almazán, compadre de su papá.

A partir de entonces lo visitó del diario y la amistad entre ambos se volvió muy fuerte.

A lo largo de 15 años conoció todos y cada uno de los rincones de este lugar. “El padre Vera me enseñó la Catedral como no te imaginas”, recordó con orgullo.

Un día, el padre Vela le sugirió escribir todo lo que sabía de esta joya arquitectónica y venderlo a un precio accesible entre los visitantes. La idea le pareció maravillosa y fue así que inició con las primeras líneas.

“En aquel entonces yo andaba de novio con la señorita Ana Lilia Montealegre, una mujer muy inteligente, con una letra muy bonita y ella me ayudó a escribirlo. Yo le dictaba, le dictaba y le dictaba, hasta que se formó el texto en 1991”, recuerda.

Posteriormente, procedió a realizar la impresión, sin embargo, no era algo accesible para su bolsillo, por lo que tuvo que buscar algunas alternativas.

“En aquel entonces estaba la mejor imprenta de Puebla, que eran impresos Oaxaca, pero me salía muy, muy caro. También estaban impresiones Marno, pero tampoco podía pagar el tiraje. Pasó el tiempo y tuve la oportunidad de conocer a un amigo que tenía su propia imprenta y él me dijo ‘yo te voy a ayudar con tu libro’ Pasaron como cinco meses y yo le decía ‘¿Ya merito?, ¿Ya merito queda?’, y él solo me decía ‘ya merito, ya merito queda’”, compartió.

Después de una larga espera salió la primera edición de “La Catedral de Puebla”, millar que le costaría 6 mil 200 pesos, montó que pagaría a lo largo de cinco años.

“Le fui pagando poco a poquito … Me tardé cinco años, pero se lo pagué”, sonrió. “Pero hasta la fecha Esteban Lima me lo sigue imprimiendo”, comentó.

El señor Vázquez aseguró que, en su momento, lo que más le impresionó fue el hecho de ver cómo se “transformaba” la catedral durante la Semana Santa. “En verdad, es una cosa hermosa. Ver cómo la adornan, cómo luce en esas fechas, es algo impresionante. Hay una capilla dedicada a la Sábana Santa, ahí tiene unas columnas de madera que se abren y es hermoso ver todo eso”, relató.

Años más tarde se animó a escribir la segunda edición, en la que incluyó datos de la Capilla del Rosario, conocida como la octava maravilla del mundo moderno. Además, agregó algunos museos y lugares turísticos como Los Fuertes de Loreto y Guadalupe, versión que actualmente vende entre los visitantes a cien pesos.

“Hay quienes me dicen: ‘pero trae muy poquitas hojas’, pero yo les digo ‘si ven un libro de 800 páginas, no lo leen, se aburren’. Por eso yo les comparto la esencia, lo más importante, para que se lleven un bonito recuerdo de la catedral más bonita del mundo. Tengo la dicha de conocer Santiago de Compostela, la Catedral de Barcelona, la de Salamanca, y no le pide nada, absolutamente nada. No por nada nuestra catedral está considerada como el Hermoso Relicario de América, el cual es una maravilla conocerlo”, finalizó.

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