La fundación de Puebla se celebró durante 300 años el 29 de septiembre, día del santo patrono de la ciudad, San Miguel Arcángel.
Para festejar el cuarto centenario de la fundación de Puebla, en 1931, se planeaba hacer una gran celebración debido a que los conflictos bélicos que asecharon la ciudad durante el siglo XIX lo habían impedido.
Gracias a la labor de investigación de los intelectuales de la época, y a que los libros y documentos que dieron origen a la ciudad se resguardaban, se oficializó como fecha fundacional el 16 de abril de 1531.
El valle de Cuetlaxcoapan
En 1530 la reina Isabel de Portugal solicitó a la Real Audiencia de la Nueva España buscar un lugar adecuado para que se asentaran los españoles que vagaban por el territorio después de la Conquista.
La Real Audiencia tenía la función de impartir justicia y contaba con competencias en el ámbito eclesiástico. Representaba los intereses de la corona española, además de que velaba por el cumplimiento y las ordenanzas dadas por el rey.
En enero 1531, el proyecto de la nueva ciudad le fue encomendando en sesión de cabildo a Juan de Salmerón, oidor de la Segunda Real Audiencia y consejero del rey Carlos V.
Para fundar la nueva ciudad, Salmerón eligió el valle de Cuetlaxcoapan, porque era atravesado por los ríos Atoyac, Alseseca y San Francisco. Además, contaba con canteras cercanas y una gran cantidad de bosques donde se obtendrían los materiales para la construcción. La mano de obra no faltaría porque el sitio se encontraba entre varios señoríos: Totimehuacan, Cholula, Tepeaca y Tlaxcala.
“Para asentar la ciudad eligieron la zona de El Alto, por el río San Francisco y porque junto estaba el cerro de San Cristóbal (hoy Loreto y Guadalupe), de donde extrajeron la madera para la construcción”, expone el investigador David Ramírez Huitrón, fundador de la página de Facebook Puebla Antigua.
Refiere que, ya con el sitio elegido, el capitán Hernando de Elgueta se embarcó al viejo mundo para traer los documentos que avalarían la fundación de la nueva ciudad.
Un proyecto fallido
Previamente a la fundación de la ciudad, el primer obispo de la Nueva España, Julián Garcés, que estaba establecido en Tlaxcala, envió un grupo de tlaxcaltecas para desmontar el terreno, es decir, para quitar los árboles, limpiarlo y aplanarlo. También para construir las primeras casas y la iglesia.
“Sabemos que cuando se hizo el primer repartimiento de solares en la zona del estanque de los pescaditos había casitas de madera provisionales. Las casitas eran sencillas, con techos de madera, para empezar a vivir”, explica.
Para el día 16 de abril de 1531 ya había varias casas levantadas y también una iglesia provisional donde fray Toribio de Benavente, conocido como “Motolinía”, realizó la misa fundacional, en el sitio donde hoy está la capilla de Santa Elena.
Dice que los primeros pobladores fueron 31 hombres que habían participado en la Conquista y una viuda, en total 32. Entonces se hizo la repartición de tierras, solares para construir sus casas y tierra fértil para trabajarla en “Val de Cristo” (hoy Atlixco).
Lo que no consideraron fue que la ciudad se fundó en primavera, antes de la temporada de lluvias. Para el verano el río creció tanto que desbordó su cauce e inundó la ciudad.
Todo se inundó, asegura el investigador, y agrega que esto provocó que muchos de los vecinos se quedaron a vivir en Atlixco porque el clima era mejor tanto para vivir como para la siembra. Las cosechas se estaban malogrando en Puebla por el viento y la lluvia.
“De los 32 habitantes que había solo quedaron 16 y ante el riesgo de desbandada, el primer cabildo se reunió y consideró trasladar la ciudad del otro lado del río. De esa forma el cerro de San Cristóbal protegería de los vientos del norte a la ciudad; también para aprovechar que el terreno era más plano y tenía una pequeña elevación que evitaría inundaciones. Esa zona no se eligió desde un principio porque ahí se encontraban ojos de agua azufrosa y no servía para la ciudad”, detalla.
Del lado oriente era donde se contaba con agua dulce, por eso fue donde se estableció la ciudad y se comenzó a edificar el primer edificio de cal y canto que fue el convento de San Francisco, que se terminó de construir en 1534.
“San Francisco tenía su pozo o fuente pegada al muro perimetral del atrio del convento que ya no existe, sobre la 14 Oriente. Los frailes proveían de agua a la gente que podía ir a llenar sus cántaros a cualquier hora del día para llevárselos a sus casas”, asegura.
La ciudad florece
Una vez elegido el sitio del lado poniente en donde se ubicaría de forma definitiva la ciudad, lo primero que se estableció fue la zona central (Zócalo) y alrededor un área de ejidos para que se edificaran las casas de “los propios” (así llamaban a los habitantes).
“Los terrenos se les fueron otorgando a los españoles que llegaban junto con tierras a las afueras de la ciudad para que empezaran a hacer sus labranzas y no se tuvieran que ir a Atlixco. Para que la población no decreciera se hicieron estímulos, como fue el de ofrecerle a los habitantes que durante 30 años no pagaran impuestos y así pudieran establecer sus industrias y comercios”, enfatiza.
Alrededor de la plaza mayor (Zócalo) se levantaron los portales, el edificio de la audiencia (antiguo Palacio del Ayuntamiento, hoy Municipal) y la primera iglesia de la ciudad en el portal Iturbide (hoy Juárez). Se comenzaron a construir entre 1536 y 1541.
“Los portales (Iturbide, Hidalgo y Morelos) siempre fueron concebidos así, se colocaron los de los costados para que no se viera tan alargado. En el lugar donde ahora está la catedral estaba la casa del obispo Julián Garcés y las casas de los tres vecinos más influyentes, que eran Alonso Galeote, Diego de Ordaz y Martín Pérez, ‘El Partidor’ (partió los solares para distribuirlos). En medio había un pequeño pasaje igual al del pasaje del Ayuntamiento”, detalla.
Sobre la 2 Sur, esquina 3 Oriente, estaba la casa de Hernando de Elgueta, que fue el primer corregidor de Puebla y quien regresó de España en 1532 con los documentos que avalaron a la Angelópolis como ciudad, cuando ya estaba del lado poniente y fue donde prosperó. La casa que habitó hoy es conocida como la Casa del que Mató al Animal
“Eran 40 casas alrededor de la zona, la mayor parte se establecieron en la 2 Sur-Norte y 8 Oriente. Con los documentos que trajo la ciudad adquirió autoridad para poder cobrar sus propios impuestos y tener su propio sistema de administración”, subraya.
La ciudad estaba delimitada al oriente por el río de San Francisco. Por el lado poniente llegaba hasta la actual 7 Norte-Sur. Hacia el sur se extendió hasta la 13 Oriente-Poniente. Al norte terminaba donde está la iglesia de San José, 20 Oriente-Poniente.
“La Puebla” de los Ángeles
La reina Isabel de Portugal le dio el título de “Ciudad de los Ángeles” a “la Puebla” (por la acción de poblar), a través de la real cédula emitida en marzo de 1532.
Así, San Miguel Arcángel se convirtió en el Santo Patrono de la ciudad. Por eso se comenzó a festejar la fundación de la ciudad el 29 de septiembre, como fecha de aniversario.
“En su libro Las calles de Puebla, Hugo Leicht dice que el Ayuntamiento tenía un programa para festejar el aniversario de la ciudad cada 29 de septiembre. Se hacía una romería, un tedeum en catedral (misa solemne para ocasiones especiales), había fuegos artificiales. En el desfile participaba todo el cabildo. El alcalde cargaba el pendón de la ciudad que estaba bordado con el escudo y lo paseaban por las calles”, describe.
“Todos los pobladores salían vestidos con sus mejores galas, venían acompañados por una banda de música y cargando una escultura que ya se perdió, que era una alegoría de Cristóbal Colón con una indígena y representaba la unión de España con América. Había una verbena popular y era día de fiesta porque además era el día del Santo Patrono”, añade.
A siete años de la fundación de Puebla, el 30 de julio de 1538, el rey Carlos V, ennoblece a la Ciudad de los Ángeles al concederle la real provisión del escudo de armas. Esto refrendó el triunfo de la nueva ciudad de españoles.
La real cédula y la real provisión del escudo de armas le dan identidad a la ciudad de Puebla y son memoria del mundo. Actualmente se encuentran en el Archivo General Municipal y están resguardadas en una estructura especial que, en caso de incendio o terremoto, hace la función de caja fuerte manteniéndolos intactos.
Certeza en la fundación
La fecha de 29 de septiembre se festejó como aniversario de la fundación de la ciudad hasta finales del siglo XIX. Así transcurrieron 300 años hasta que la comisión del Cuarto Centenario de la Fundación de Puebla se encargó de buscar certeza.
“Puebla fue una ciudad bien administrada desde el principio. Existían actas y documentos que asentaban la ciudad. Por ejemplo, cuando se hizo el primer repartimiento se anotó en un libro qué solar o tierras se le habían otorgado a qué vecino. Los dos primeros años de la ciudad se recopilaron en dos libros de cabildo, uno de 1531 y otro de 1532. Desgraciadamente, por intereses particulares, esos dos tomos se perdieron. Después se cuidó que no se volviera a perder ninguno. Tenemos libros de cabildo a partir de 1533”, subraya.
De acuerdo con Hugo Leicht, los libros y documentos que dieron origen a la ciudad se guardaban en la “caja de las tres llaves”, un gran cofre con cerraduras complejas que se abría con tres llaves al mismo tiempo. Una la tenía el alcalde mayor, Gonzalo Díaz de Vargas, otra el corregidor, Hernando de Elgueta, y la última el escribano, del cual se desconoce el nombre.
Cuando desaparecieron los dos tomos se encontraron hojas sueltas que Pedro López de Villaseñor ordenó de alguna forma y los llamaron suplementos de cabildo, actualmente sustituyen a esos dos primeros libros de la fundación.
El alemán Hugo Leicht era doctor en letras antiguas y modernas. Llegó a la ciudad en 1918 y en 1928 comenzó sus investigaciones de la historia de la ciudad. Esta labor lo llevó a publicar un extenso y documentado estudio de las calles y los personajes que habitaron la Angelópolis desde su fundación hasta 1930. Su libro “Las Calles de Puebla” fue patrocinado por los intelectuales de la época y tiene como base 10 años de investigación minuciosamente documentada que lo hace único.
Contrastan la información
“El cuarto centenario de la fundación se iba a festejar en grande. Para ese entonces Hugo Leicht llevaba unos años con sus investigaciones acerca de la ciudad y dedujo que se estaba celebrando mal el día. Empezó a reunir documentos para discernir el tema y se los presentó a un grupo de intelectuales de la época que fueron sus mecenas, entre ellos Marín Hirschmann y Francisco Pérez de Salazar, el dueño de la Casa del Deán, quien era coleccionista, tenía manuscritos, mapas, escudos nobiliarios y mucha información a la que le dio acceso”, señala el investigador.
Sus investigaciones fueron fruto de su trabajo en la Biblioteca Palafoxiana y en el Archivo Municipal del pasaje, además de la información a la que tuvo acceso con los intelectuales. Así se dio cuenta que había inconsistencias sobre el día la fundación de Puebla.
Refiere que se dio cuenta que había disparidad entre autores, sobre todo porque los cronistas más modernos, como Carrión, que era al que se tomaba más en consideración en el siglo XIX, apuntaba y se apoyaba en la segunda fecha, el 29 de septiembre. Pero otros historiadores más rigurosos, como Fernández de Echeverría y Veytia, decía que había sido en la Pascua de Resurrección de 1531.
“El padre Motolinía en sus memorias habla de que Puebla se fundó en el año de la aparición de la Virgen de Guadalupe y eso fue en 1531. En las cartas de fray Juan de Zumárraga, primer arzobispo de México, se lee que visitó Puebla en 1531 y ya estaba fundada”, enfatiza.
“Entonces Leicht comenzó a publicar sus escritos con sus argumentos, en los periódicos de circulación local, porque antes así se acostumbraba y si alguien no creía lo que otra persona publicaba le contestaba en otros periódicos utilizando sus fuentes de acreditación. De esta forma surge una especie de crítica constructiva y algunos maestros, sobre todo de corte popular, le contestan que no estaban de acuerdo”, agrega.
Leicht pulió la información y la forma del texto definitivo aparece en su libro. Quien lo apoyó para dar a conocer esta información fue Francisco Pérez Salazar, quien, a su vez, recopiló a todos los autores que hablan de la misma fecha de la fundación de Puebla en un libro homónimo.
Los Pérez de Salazar se asentaron en Puebla a finales del siglo XVII y en los documentos del Archivo General Municipal se encuentran durante 400 años gobernando la ciudad. Francisco Pérez de Salazar fue el último dueño de la Casa del Deán. Era amante del arte y un gran coleccionista. Muchas de sus piezas hoy se pueden apreciar en el Museo Franz Meyer, el Museo Bello y en el Amparo.
Celebración del cuarto centenario
De esta manera se oficializó la fecha del 16 de abril de 1531 como el día de la fundación de Puebla y se llevó a cabo una gran celebración en 1931 por el cuarto centenario de la ciudad que no se había podido festejar en el siglo XIX por los diferentes acontecimientos bélicos que se vivieron.
“Todavía en los años sesenta del siglo XX había autores que se resistían a celebrar el 16 de abril y seguían insistiendo que fue el 28 de septiembre. Para finales de los años setenta, el maestro Enrique Cordero y Torres concilió, propuso dejar asentado en la historia la primera fundación de Puebla el 16 de abril de 1531 y la segunda el 29 de septiembre de 1532, como consolidación del núcleo urbano”, detalla.
“Para celebrar el Cuarto Centenario de la Fundación de Puebla se colocó la primera piedra del Monumento a los Fundadores que originalmente estaba en el cruce de la Avenida Juárez y la 15 Sur y ahora está en el cruce de la 14 Oriente y bulevar 5 de Mayo”, dice.
En el monumento se plasmó a Isabel de Portugal porque ella promovió y apoyó el proceso de fundación de la ciudad. Está fray Julián Garcés, el primer obispo de México, porque a él se le dan las tierras para construir su sede catedralicia. También fray Toribio de Benavente “Motolinía”, porque fue el guardián de los franciscanos y realizó la primera misa. Y Juan de Salmerón, porque perteneció a la Real Audiencia y él hizo posible la nueva ciudad de españoles.
“Como parte de la celebración del cuarto centenario también se develó el cuadrito de talavera que está en la esquina de la iglesia de la Santísima y (la calle) 3 Norte, que representa la fundación. Hubo ciclo de bailes folclóricos, declamaciones, un pequeño desfile y verbena popular”, concluye el investigador.