NEZAHUALCÓYOTL. Entre desechos, olores fétidos, plásticos y moscas, así transcurre la vida de los recolectores de basura y pepenadores del tiradero municipal a cielo abierto Neza III del Bordo de Xochiaca, en este municipio del Estado de México.
Son jóvenes, adultos mayores, niños y familias completas que adoptaron la pepena como una forma de vida: sin contrato laboral, sin equipo adecuado para separar la basura, sin una protección para el rostro que los proteja de los gases que emanan de los desechos en descomposición. Todos los días se sumergen entre el desperdicio para rescatar todo aquello que se pueda vender y sacar para el pan de cada día. El ambiente es abrumador, cuesta trabajo respirar.
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Son alrededor de mil 200 toneladas de basura las que llegan a diario a este tiradero que subsiste desde que abrió, en 1975, y la clausura, en 2006, de las secciones Neza I y II debido a la saturación que presentaban.
A lo lejos se observan viviendas de cartón, niños jugando con una pelota hallada entre los desperdicios, perros que ahí abundan y siguen a sus amos.
Es un paisaje lleno de contrastes: gaviotas blancas entre montañas de desperdicio buscando comida. Así es el mundo de los desechos.