Parteras de linaje, guardianas de conocimientos ancestrales – El Sol de Puebla

Las guardianas de los embarazos”, así se consideran las parteras que aún existen en el estado de Puebla. Son mujeres que no sólo ayudan a traer vida a este mundo, sino que acompañan durante toda la gestación y comparten su sabiduría para hacer de ese momento un acto de amor puro y conexión con todo lo valioso de esta tierra.

En esta ocasión, las entrevistadas son partícipes de la frase “dar a luz”. Son mujeres que creen en lo espiritual y lo natural. Estas mujeres están seguras que hay algo místico cuando nace un bebé y que las madres mueren por un instante en el parto, dando todo lo que hay en su ser, y que reviven cuando escuchan los primeros suspiros de sus hijos.

La partería sigue viva y en práctica

Este texto empezará con la vida de Esther Sandoval. Ella tiene 85 años y es originaria de San Gabriel Ometoxtla, en el municipio de Juan C. Bonilla. A los 15 años se casó con un hombre de San Pedro Cholula y desde esa edad radica en esta comunidad. Se califica como una partera de linaje.

Una partera de linaje es la que aprendió el oficio gracias a sus familiares cercanos. En su caso, su mamá, la señora Sara Castillo, fue partera aproximadamente 50 años y le transmitió el amor por traer nuevas vidas. “Lo que yo hago es una herencia cultural por esta vocación”, comentó con mucho orgullo.

Pero, aunque tenía a su madre como maestra, quiso darle un excelente servicio a las mujeres que le pedían ayuda y por ello en 1965 tomó su primer curso de primeros auxilios y el primer parto que atendió fue en 1966 en la comunidad de Tepalcatepec.

A partir de esa fecha no paró. Llegó a registrar más de 100 partos al año y esto la obligó a buscar más preparación. Se creería que ser partera no implica estudios, pero es todo lo contrario. La señora Esther tiene más de 10 capacitaciones y en el año 2000 se integró a los cursos de actualización de la Secretaría de Salud para que le permitieran seguir con este trabajo. Hoy ya no ejerce por su edad, pero su legado continúa.

La partería, un oficio de linaje

Su amor por traer nuevas vidas fue tan grande que su hija, María Minerva Ixehuatl, también se convirtió en partera. Minerva es partera tradicional desde hace 28 años, es decir, que ella acompaña a la madre a través de la medicina tradicional, pero también es una partera de linaje, siendo la tercera generación.

Minerva estudió para ser trabajadora social, pero con los años, esto no la llenó. Fue hasta que decidió ayudar a su madre que se dio cuenta que ser partera era “su don” y que vino al mundo para asistir a las madres: antes, durante y después del parto. “Estar en un parto me llena de vida, es conectar con todas las emociones y sentir la adrenalina misma desde su origen”, expresó.

No obstante, sabe que su trabajo está lleno de responsabilidades, pues tiene a una mujer con un bebé a su cargo, y no sólo a ellos, pues hay una familia de por medio y muchos sueños que despegarán después de esos nacimientos.

Minerva y su madre fundaron hace 15 años el Centro de Nacimientos Matzonalli, un lugar que busca que las mujeres tengan un parto digno, un parto respetuoso, amoroso, libre, en donde no se sientan contenidas. Además, ya se ha convertido en un lugar en donde también enseñan a otras mujeres a ser parteras.

Hay miles de historias que estas mujeres pueden contar, pero en particular recuerdan un parto en donde el bebé nació con los intestinos de fuera porque su estómago no logró formarse bien. En este caso, tuvieron que calmar a la madre y transferir al bebé a un hospital, pero esto es un caso muy alejado, ya que ellas antes del parto se aseguran que la madre esté en excelentes condiciones, tanto físicas como mentales. Incluso preparan a la madre desde los primeros meses y llevan un trabajo coordinado con los ginecólogos y sus conocimientos con la medicina tradicional.

En cuanto al precio, Minerva compartió que varían dependiendo los planes que las mujeres prefieran, pero definitivamente es más económico que un parto en un hospital. También hay casos en donde cobran algo significativo, principalmente si son mujeres de la comunidad, ya que son personas que se acercan a la familia pidiendo ayuda y diciendo que tienen pocos recursos.

“Viene gente de muchos estatus sociales y económicos y eso aquí no importa, lo único que importa es que todas las mujeres tengan un parto digno, que todas conecten con este proceso de la maternidad, con la crianza”, externó Mine.

El parto: La energía más poderosa del mundo

Otra historia es la de María Luisa Segura. Ella es naturópata, consteladora, herbalista, partera en la tradición y se dedica a la medicina natural. Cuando estaba estudiando, el universo le mandó señales para adentrarse en el mundo de la partería, y al investigar conoció a la que fue su maestra y quien la convenció para ser su aprendiz.

“Me enamoré del mundo de la partería y le dije a mi maestra que quería ser partera, eso fue hace siete años. Durante todo ese tiempo con mi maestra al año teníamos más de 100 partos, fines de semana con tres y yo ya tengo dos años trabajando sola, ahora lo hago con mi hija”, comentó.

María Luisa cree que el parto es la energía más poderosa del mundo, ya que no sólo acompaña a la madre, sino a toda su familia, a la pareja y hasta a los abuelos. Ella está convencida que este no es solo un trabajo físico, sino emocional y hasta espiritual (sin importar la religión que profese cada persona).

La madre tiene que expandir sus conocimientos, hacer una sanación espiritual y María Luisa está segura que las ceremonias antes del parto ayudan mucho para que este proceso se lleve a cabo con paz y armonía. Al preguntarle cuáles son los beneficios de un parto en casa, compartió lo siguiente:

El cuerpo de la madre toma el control, el cuerpo actúa de forma natural, la mujer tiene libertad de movimiento, puede elegir la posición que ella quiera sin que nadie la obligue a estar acostada. Para el bebé también es benéfico, pues nace en su entorno, en su hogar y crea un vínculo de protección con su familia.

Cuando nace un bebé en su casa, lo primero que hacen las parteras es ponerlo en el pecho de la madre para que su corazón se regule con el de su mamá. Es un parto en donde el recién nacido no siente miedo, se siente seguro y es muy amado.

“No hay luces que lo molesten, que lo lastimen, es un bebé que se conecta con la oxitocina, no con la adrenalina, ni las hormonas del estrés. En otros ambientes lo separan de la madre, llora, hace frío, hay mucha luz, en los partos en casa en cuanto nace se siente acogido por su mamá, incluso la mayoría de los bebés de casa no lloran”, agregó.

En suma, dejó en claro que no todas las mujeres son candidatas a este tipo de parto, pues la madre tiene que estar sana al cien por ciento. Esto quiere decir que no ha tenido complicaciones durante el embarazo, que no sufre ninguna enfermedad, que no tiene problemas cardiacos, que no tiene diabetes y que todos sus estudios están bien. Las parteras no pueden poner en riesgo la salud de las madres o los bebés.

Las “doulas”, mujeres auxiliares en los partos

En el mundo de las parteras existen otras mujeres que son parte fundamental de este trabajo y son las “doulas”, quienes brindan apoyo físico y emocional a las mujeres que van a tener a su bebé en casa. Un ejemplo de ello es Lilia García Landa, quien es educadora prenatal, partera urbana dentro de la tradición y doula.

Lili comenzó a acompañar partos hace seis años, pero hace dos “le llegó el llamado de la partería” y ahora hace las dos actividades. Todo comenzó con cursos de masaje infantil, pero poco a poco se hizo doula, es decir, una compañera profesional para el trabajo de parto.

“Hace dos años yo decía ‘o estudio partería o psicología’, pero se abrió el mundo de la partería y aquí estoy. Mi primer parto en donde estuve fue una emoción muy grande, sin embargo, siendo doula solo puedo observar y acompañar a la mamá, pero como partera la sostienes más. Como doula las hormonas se te pegan y las lagrimitas se te salen, pero como partera es un llamado, ayudas a tener vida, es algo divino, no se puede explicar con palabras”, dijo.

Para ser doulas tienen que primero ser aprendices, y Tania Almonte Reyes es una mujer que busca en un futuro convertirse en doula y si la vida se lo permite y si “le llega el llamado” no descarta ser partera.

Su amor por dar vida tiene un trasfondo doloroso, pues ha perdido a tres bebés (por diferentes cuestiones médicas) y que actualmente pueda ayudar a otras mujeres a lograr este sueño es algo mágico. La pérdida de sus bebés la ha motivado a llevar esta actividad con amor y con el respeto que se merece la vida.

“Yo soy aprendiz, cuando me invitaron me sorprendí, una vez mi sueño fue estudiar enfermería militar, no se pudo y cuando me dieron la oportunidad de asistir embarazos me quedé impactada. Mi primer parto fue impresionante y cada día me gusta más. Llevo un año y 8 meses aprendiendo”, relató.

Temen que peligren las parteras con nueva Norma Oficial

La Norma Oficial Mexicana NOM-007-SSA2/1993Atención a la Mujer durante el Embarazo, Parto y Puerperio y del Recién Nacido” es la que establece los criterios para atender y vigilar la salud de la mujer durante el embarazo. Es la que valida que las parteras puedan seguir haciendo su trabajo.

Ellas se actualizan frecuentemente con la Secretaría de Salud y deben de tomar ciertos cursos para ser acreditadas como personas reconocidas en el marco normativo. En todo el país hay cinco estados en donde hay más parteras registradas oficialmente y son Puebla, Oaxaca, Guerrero, Morelos y Veracruz.

Hay que dejar en claro que la Secretaría de Salud no capacita parteras, sólo las certifica y están en un programa de competencia laboral en donde les hacen un examen para determinar si tienen las capacidades idóneas para estar en un parto.

En Puebla, al menos 400 mujeres ejercen el oficio de parteras, sin embargo, sólo el 50 por ciento de ellas están certificadas, así lo indicó el secretario de Salud, José Antonio Martínez García, quien celebró que el gobierno federal trabaje en la creación de una nueva norma para regularlas.

Sin embargo, Minerva Ixehuatl, teme que esta nueva normativa las ponga en riesgo. No obstante, la experiencia también le ha enseñado que todos los cambios son para algo nuevo y espera que el gobierno las siga apoyando.

“En los pueblos originarios, las mujeres siguen buscando y conectado con estas prácticas, saben que por salud es la mejor opción para tener una bebé. Nunca vamos a poner en peligro la vida de ella ni la del bebé. Sabemos que, si un parto no va a fluir de manera positiva o favorable, lo mejor es hacer una referencia a tiempo. La prioridad siempre será la vida del bebé y la madre”, concluyó.

Este 22 de octubre es el Día Mundial de la Medicina Tradicional, un día que de acuerdo con la Secretaría de Salud busca reconocer a las personas que suman conocimientos, habilidades y prácticas basados en teorías, sean o no explicables. Entre estas personas, están las parteras, pues son un agente comunitario de salud, que forman parte de la medicina tradicional indígena.

¿Por qué existen las parteras y en dónde pueden encontrarse?

De acuerdo con las entrevistadas, la partería no existe por falta de infraestructura médica o de recursos de las futuras madres, sino que obedece a una cuestión cultural y de herencia familiar. Añaden que muchas mujeres ven este método como opción a las clínicas y hospitales, donde persiste la violencia obstétrica y la falta de empatía de su personal, principalmente obstetras y enfermeras.

A las parteras tradicionales las encuentran principalmente de boca en boca o por recomendación, pues las mujeres son las que pasan sus datos para poder localizarlas, pero a las personas de este material las pueden encontrar en Cholula.

Minerva está todos los días en el Centro de Nacimientos Metzonalli, ubicado en la calle Morelos 2, en San Sebastián Tepalcatepec, y a María Luisa se le puede ubicar en un espacio de nombre Luna Sabina, en la calle 15 Sur 1315b, en San Cristóbal Tepontla. Ambas sugirieron a las futuras madres acudir a su centro médico más cercano y solicitar las direcciones de las parteras que tiene registradas la Secretaría de Salud.

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