Glendale, Arizona.- Sí quedaba alguna duda de quién es el mejor jugador de la NFL, Patrick Mahomes la despejó anoche en el SuperBowl LVII. El mariscal de campo de los Jefes de Kansas City no vivió el partido más tranquilo, incluso se le vio rengueando por momentos del encuentro por un duro golpe de la línea defensiva de los Eagles, pero pese a todo, logró llevarse el Vince Lombardi a casa.
El juego fue complicado para los Chiefs en un principio. Las Águilas plantearon agresividad para intentar frenar a Mahomes. El líder de los Jefes recibió un duro golpe en el tobillo que tenía lesionado. Sus números de los primeros dos cuartos hacían pensar que no estaría a la altura del partido.
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El pase en el primer cuarto a Travis Kelce para, en ese momento, igualar el marcador, solamente ayudó a su confianza. En el segundo, junto con su mejor cómplice, logró mover las cadenas sin éxito, pero su defensiva respondió con un pick six ante Jalen Hurts, pero los Chiefs se fueron al descanso con la desventaja de 14-24.
El show del medio tiempo sólo le dio segundos necesarios para que Mahomes encontrara la fórmula de abrir la defensiva plumífera. Patrick retornó para mostrar su mejor cualidad, improvisar en los momentos de mayor presión. Aprovechó la misma jugada para hacerle 14 puntos sin contestación a las Águilas. La primera fue con el que estuvo en algodones durante toda la semana, Kadarius Toney y la segunda con Skyy Moore, ambas en una jugada de engaño donde quedaron solitos para ingresar caminando a la zona prometida.
Una de las jugadas claves llegó en la serie definitoria. Mahomes corrió como si su extremidad estuviera a la perfección. La defensiva de las Águilas fue por él, sin éxito, Mahomes se barrió para dejar a su equipo con la posibilidad de manejar el reloj.
McKinnon y su barrida en la yarda dos, simplemente fue el punto final a favor de Mahomes. Con el partido empatado y los deberes hechos, Harrison Butker, quién había fallado en la primera parte un gol de campo, sentenció el partido para darle al surgido de Texas Tech su segundo MVP de un SuperBowl, además de un nuevo anillo de campeón para la institución.
El mariscal de campo mostró su tranquilidad y fue sincero, ya con el premio como el jugador más valioso en sus manos, recalcó que todavía no son una dinastía. “Lo dijimos toda la semana, es gracias a los compañeros que podemos levantar esto. Somos muy jóvenes todavía, no podemos llamar a esto una dinastía”.
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Mahomes salió del campo con su hija en brazos y fue a festejar con el resto de sus compañeros, además de la gente que hizo de Arizona una sucursal de Kansas City durante toda la noche.