Las alteraciones del sueño son cada vez más frecuentes por el uso excesivo de dispositivos móviles como teléfonos y tabletas, pues se disminuye la secreción de melatonina, la hormona que regula el ciclo del sueño y vigilia, contrario a ello, aumenta los niveles de cortisol, hormona del estrés, lo que impide a la persona dormir de forma adecuada.
De acuerdo con la Secretaría de Salud federal, los trastornos del sueño afectan al 40 por ciento de la población mundial, lo que resulta un problema que se agudiza de manera importante cuando aquellos que viven estos padecimientos deciden automedicarse, pues se pueden desencadenar otras afecciones.
La dependencia federal emitió un comunicado de alerta, en el que señaló que se debe evitar el consumo de los productos que se ofertan para conciliar el sueño, como las gomitas de melatonina, entre otros, puesto que esta sustancia se genera en el organismo. Por ello es que lo recomendable es que se acuda con un médico para realizar los exámenes clínicos necesarios.
Existen diversas patologías del sueño, tales como insomnio, apnea, parasomnias y las alteraciones del ritmo circadiano, así como síndromes como el llamado de “piernas inquietas”, que se caracteriza por la urgencia de mover las extremidades; y el de parálisis del sueño, cuando la persona intenta moverse, pero no puede, popularmente se identifica como “se me subió el muerto”.
Cabe precisar que el insomnio afecta al sistema inmunitario y reduce la capacidad de aprendizaje, cuando este se vuelve crónico aumenta el riesgo de padecer enfermedades como obesidad, trastornos psicológicos, demencia, Alzheimer, infartos cerebrales y del corazón.
¿Cuáles son las recomendaciones?
La Secretaría de Salud recomendó establecer horarios de descanso y evitar el uso de dispositivos móviles por lo menos dos horas antes de dormir, a fin de evitar complicaciones en el sueño.
Igualmente, se señala que quienes tienen menos de un año deben dormir hasta 17 horas y de dos a tres años, entre 11 y 14 horas, pero en el caso de las personas adultas necesitan de siete a ocho horas diarias de sueño para mantener una buena salud en general.
Algunas otras condiciones que pueden propiciar un mejor descanso son: un buen colchón o almohada cómoda, así como que la habitación tenga condiciones óptimas de temperatura, ruido y luz.