¿Qué sentido tiene ser poblanos? – El Sol de Puebla

No sé si en algún momento te has hecho la pregunta sobre qué sentido tiene haber nacido en Puebla, es decir, sobre cuál es el significado que nos confiere ser parte de esta tierra y de esta entidad.

Algunos podrían pensar que es una pregunta que está de más, pues literalmente nadie escoge el lugar donde va a nacer y mucho menos su ciudadanía; sin embargo, si exploramos un poco más esta interrogante podemos encontrar con que al final el que nos llamen “poblanos” nos transmite uno de los valores más importantes que tenemos los seres humanos: la pertenencia.

Desde un enfoque teórico, el sentido de pertenencia se puede definir como un sentimiento de identidad que una persona genera con la comunidad con la que interactúa, para alcanzar metas en común.

Y es que, para los seres humanos, el sentirse parte de un grupo es una necesidad, que se origina en nuestra propia naturaleza como seres sociales, es por ello que se podría decir: “tenemos la urgencia” intrínseca de pertenecer a algo.

Pertenecemos a una familia, a una comunidad, a un estado y a una nación e, incluso, tal vez a un club o institución. Compartimos cosas en común o un objetivo que guía nuestro actuar, por ejemplo, el querer que le vaya bien a nuestra comunidad.

La pertenencia también nos transmite la satisfacción de sabernos parte de esta tierra, de ser poblanos. Un orgullo que no es jactancioso ni altivo, sino por el contrario, nos hermana con todos aquellos, que, así como nosotros aman esta tierra, su cultura, su historia y lo que significa ser parte de una gran nación como lo es México.

Es por ello que en estos momentos en los que una corriente de división y polarización está en boga, considero imprescindible rescatar este valor para promoverlo, transmitirlo y desde luego, enfatizar su importancia con las nuevas generaciones.

Comenzamos ya desde hace unos meses visibles rivalidades entre posibles candidatos a puestos de elección popular en el estado. Como ciudadanos exijamos a los postulantes, estar a la altura de este gran estado y no vacilemos en permitir que se caiga en ofensas personales olvidando el principal objetivo que es Puebla y los poblanos.

Lo anterior no es una afirmación al aire, por el contrario, me ha tocado con mayor frecuencia encontrarme en redes sociales con mensajes en los que ante la mínima diferencia con el emisor se le ataca de una manera violenta e irracional.

Pero no son los únicos espacios donde se ejerce esta fuerza inquisidora y sin sentido. Los propios espacios públicos dan cuenta de ello e incluso podemos observarlo en nuestros trayectos cotidianos.

También, me sobran ejemplos de las veces que he visto edificios o casas recién pintadas, a las que sólo bastan unas horas de oscuridad para ser vandalizadas con grafitis no autorizados por los dueños de las propiedades.

Escenas más básicas como gente que no se espera a encontrar un bote de basura, sino que la avienta por la ventanilla de su coche o bien que usa una jardinera de cenicero, tampoco son extrañas.

Desafortunadamente, muchos piensan que si no están en su casa o en sus propiedades, las calles y los espacios públicos son ajenos. También se puede creer que estos actos son pequeños e insignificantes, que querer a la ciudad o al estado tiene que ver con cosas más grandes; pero esto no es así.

Necesitamos regresar a sentir que Puebla es nuestra casa, que estamos orgullosos del gran legado que nos ha sido transmitido por el solo hecho de haber nacido en esta tierra o vivir en ella. No dejemos pasar más tiempo sin avivar el valor del sentido de pertinencia. Indudablemente es un orgullo ser poblanos y ello se demuestra, en el día a día, siendo unos buenos ciudadanos.

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