Rosina, la poblana que recorre Centroamérica en bicicleta con sus hijos y su pareja – El Sol de Puebla

Rosina González es una mujer poblana originaria del municipio de Tecamachalco que trabaja en Greenpeace, su amor por la naturaleza hizo que también amara la bicicleta para no contaminar. Hacía viajes largos por el mundo y cuando se embarazó creyó que estos trayectos acabarían, pero no, al contrario, ahora es una mujer que promueve el “maternar” y cicloviajar. Hoy en día, está en El Salvador.

¿Que es maternar?, para Rosina la palabra “maternar” es ser madre y todo lo que conlleva la maternidad, es cuidar, alimentar, proteger, educar y crear vínculos entre ella y sus hijos.

Rosina siempre amó la aventura y defendiendo el medio ambiente fue detenida por manifestarse, incluso llegó a la cárcel por “hacer una acción” de este tipo. Acerca de este movimiento que encabezó, no quiso hablar mucho, pues cree que ya es parte de su pasado.

No obstante, cuando fue detenida, su causa fue muy sonada entre activistas, así como ambientalistas y ahí conoció a su esposo, Eduardo, quien la contactó por su causa, empatizó con sus ideales y luchó para que le quitaran los cargo.

Los dos comenzaron a viajar por bicicleta y en estos vehículos se casaron cuando estaban en el municipio de Tochtepec, incluso después de la boda se fueron a festejar “pedaleando”. Poco tiempo después, Rosina se embarazó.

Cuando tenía tres meses en su primer embarazo, su pareja y ella arrancaron un cicloviaje en Canadá; estar embarazada y avanzar 80 kilómetros diarios fue toda una aventura, ya que toda esa energía estaba canalizada en crear vida, pero al mismo tiempo le pedía a su cuerpo dar un extra para aguantar la pedaleada.

Fue el último cicloviaje, ya que después nació su hijo Tonatiuh, volvió a embarazarse y nació su otra hija, Atzin. En un momento pensó que estos recorridos acabarían, pero al platicarlo con su pareja decidieron darles a sus hijos la oportunidad de mirar el mundo a través de una bicicleta.

Pensaron varias opciones y decidieron irse a lo grande: hacer un viaje por Centroamérica. Actualmente están en El Salvador. Tona tiene 3 años y medio y Atzin 18 meses, así que amamantar ha sido toda una aventura, ya que la producción de leche materna quema hasta 600 calorías al día, esto significa que comenzó a hacer ejercicio doble; hidratarse y comer bien han sido sus aliados.

“Aunque no ha sido fácil la lactancia, maternar y pedalear por lo cansado que termina mi cuerpo, al mismo tiempo me da fuerza y entusiasmo saber todos los beneficios que tenemos al hacerlo, cuando mi hija me pide chichi se la doy con gusto y pienso que solo es una etapa que jamás va a regresar y que también es una forma de agradecerle el permitirme compartir estos momentos en bici juntas, y sin duda creo que esta será una buena herencia que le dejaré”, compartió.

Tona, el mayor empezó a viajar cuando estaba de vacaciones del prescolar, pero durante ese tiempo siguió aprendiendo gracias a lo que les enseñaba sus padres. “Estamos juntos todo el tiempo y lo mejor para la niñez es eso estar con su mamá y papá y aprender en conjunto”, dijo. Sus viajes los costean con trabajo a distancia, ella sigue en Greenpeace y él se dedica al ámbito de la música.

No tienen un tiempo determinado para viajar, se van el tiempo que el dinero y su energía al pedalear les permita. Hay veces que tienen programado ir a cierto “pueblito” un día, y terminan quedándose un mes debido a que la gente es muy amable y los hace parte de su comunidad.

En su opinión, estos viajes y promover la lactancia materna serán de gran beneficio para sus hijos, pues la lactancia ayuda intelectualmente y genera lazos más solidos con la madre, mientras que los viajes los están haciendo unos niños más empáticos y más humanos.

“Los niños a su corta edad están entendiendo otras culturas, ya saben que no somos los únicos en el mundo, conocen comida diferente, paisajes diferentes y pues a nosotros los adultos la bicicleta nos da vida, es un estilo de vida muy bonito y diferente”, agregó.

Hasta el momento, no han sido víctimas de la delincuencia y esperan eso siga así. Al contrario, han sido muy bien recibidos, las personas les regalan comida o agua cuando ven que viajan con niños. El único imprevisto es cuando el clima cambia drásticamente y en vez de acampar como lo hacen normalmente, optan por ir a hostales u hoteles.

Ahora Rosina comparte su día a día en sus redes sociales: cicloturismomexico. E invitó a todas las familias que quieren hacer este tipo de viajes que no se quedan con las ganas y que se den un espacio para seguir amamantando a sus hijos, pues la lactancia impulsa el desarrollo físico, así como cognitivo, reduce el riesgo de contraer enfermedades y aporta grandes beneficios en la salud de las madres.

Enlace a la fuente