Han pasado 10 días desde que el huracán Otis impactó en las costas de Guerrero sin que la respuesta del Gobierno de México haya sido efectiva, no sólo por la inexperiencia ante este tipo de eventualidades sino porque desmanteló el Fondo Nacional de Desastres Naturales (FONDEN).
Creado en 1996 durante el sexenio del entonces presidente del PRI, Ernesto Zedillo Ponce de León, tenía la finalidad de proporcionar apoyo a los estados ante la existencia de desastres naturales, siendo activado mediante declaratorias.
Si bien dicho fondo fue duramente criticado por la entonces oposición política, argumentando un uso discrecional, la realidad es que nunca se comprobaron tales hechos y sirvió para lo que debía, ayudar a la población vulnerable.
Se echó mano del FONDEN en diversos momentos en los que los estados se vieron afectados por eventos climatológicos como tormentas tropicales, ondas de calor, sismos y/o huracanes; no obstante, ninguno había sido tan devastador como el ocurrido en Guerrero que afectó principalmente Acapulco.
Cuando el gobierno de la 4T tomó el control del país en el año 2018, se contaba con un fondo para la atención de desastres de alrededor de 41 mil millones de pesos; sin embargo, para el 2020 éstos ya sumaban aproximadamente 30 mil millones de pesos, año en el que la administración federal decidió eliminar junto con 109 fideicomisos que apoyaban también otros rubros como el arte, la ciencia y tecnología o el deporte.
El argumento fue que el dinero sería ocupado para la atención de la pandemia, compra de insumos médicos, así como la contratación de especialistas de la salud, además se acusó corrupción; sin embargo, la realidad es que la mayor parte de todos estos recursos cambiaron de destino y fueron inyectados a los proyectos que el Gobierno de México considera prioritarios, los cuales se han convertido en barriles sin fondo.
No sólo la desaparición del FONDEN mostró la falta de planes y acciones de esta administración federal ante este tipo de desastres, sino la indolencia e incapacidad de ayudar a las personas afectadas, pues a pesar de que Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos alertó sobre su peligrosidad nunca se avisó a la población lo que enfrentaría, aunque el oficialismo trate de lavarle la cara a su presidente.
Es inaudito que el gobierno de Guerrero, a cargo de Evelyn Salgado Pineda, no haya habilitado albergues para la gente vulnerable, tampoco avisado con antelación sobre el peligro al que estaba expuesta, y que la policía permitiera que, por varias horas después del desastre se cometieran actos de rapiña por la ausencia de los cuerpos policiacos. En pocas palabras demostraron que no tienen sensibilidad política y social.
Actualmente, poco a poco ha llegado la ayuda humanitaria y aún se desconoce con exactitud el número de fallecidos que dejó el huracán, pues las cifras siguen siendo desconcertantes ante los reportes extraoficiales que señalan que fueron cientos.
Ahora, el Fondo de Desastres es un programa que cuenta con alrededor de 13 mil millones de pesos, lo que representa una disminución de 67 por ciento respecto a 2018, recurso que se antoja mínimo en comparación con la magnitud de los daños que provocó Otis en territorio mexicano.
Ante esta lamentable situación, el partido también está haciendo lo posible para apoyar a nuestros hermanos de Guerrero, habilitando centros de acopio en todas las entidades del país, incluida Puebla, con la finalidad de apoyar un poco las grandes necesidades de sus habitantes.
Mientras tanto, la responsable de coordinar los trabajos del Frente Amplio por México, Xóchitl Gálvez Ruiz, presentó la Ley de Emergencia y Reactivación Económica Frente a Eventos No Esperados para garantizar la reactivación económica y proteger a las familias afectadas. Realmente deseamos que Morena deje a un lado la politiquería y atienda de manera urgente al pueblo de México.