¿Es la violencia machista una característica innata al hombre o es una construcción cultural milenaria? Esa es la gran pregunta que el escritor Jean-Baptiste Del Amo, plantea en su nueva novela El hijo del hombre, publicada por Seix Barral. En ella, el francés relata dos historias en apariencia desligadas una de otra.
La primera nos transporta hasta las penumbras de las cavernas prehistóricas y nos hace acompañar a un grupo nómada de los primeros hombres, en cuya estructura social la figura masculina es el cetro y la piedra afilada, la guía y la imposición primitiva ante la naturaleza y la mujer.
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Mientras la otra nos trae de vuelta a nuestros tiempos, y da cuenta del regreso de un padre que había estado ausente durante nueve años con su esposa y su hijo. Éste logra convencerlos para que juntos vayan a vivir en una casa en medio de una montaña, donde él mismo había crecido bajo la opresión su padre. Después, él será la amenaza que atente contra los seres que pretendía recuperar.
HISTORIA INDIVIDUAL Y TAMBIÉN METÁFORA
“Este es un libro que nace del anterior, El reino animal, que cuenta la historia de una familia durante cinco generaciones, un siglo de historia.Efectivamente, el regreso del padre y su relación con los hijos son motivos muy presentes en la literatura desde siempre.
“Yo sabía que había un simbolismo ahí, el libro se pude leer como historia individual, pero también puede entenderse como metáfora, una historia de todos los hijos de nuestra humanidad y de cómo esta violencia se transmite entre generaciones”, explica Jean-Baptiste Del Amo en entrevista con El Sol de México.
“De estos personajes se puede comprender que pertenecen a una clase social muy popular. Mi trabajo como novelista fue tratar de extraerlos de esa condición y darles una dimensión mucho más simbólica y universal. Comenzando el libro con esta escena y este prólogo se da una apertura casi mitológica al texto, elegir no nombrarlos fue hacerlos figuras mitológicas y universales”.
ESCRIBIR ES UNA FORMA DE COMPRENDER LO QUE NOS RODEA
Gran lector de Juan Rulfo, cuyo Pedro Páramo fue determinante para su formación como autor, Jean Baptiste, afirma que escribir es su forma de ser en el mundo y que el hecho de que este tema sea tan recurrente en sus obras nace de una necesidad “íntima y subterránea”. Ya una vez que ve publicados sus libros, es cuando reconoce las dimensiones políticas de sus palabras, a través de las opiniones de sus lectores. Por esta misma razón es que Del Amo, reconoce que no sabe a plenitud cómo es que la violencia aún permea entre los hombres actuales.
“Un novelista realmente no sabe mucho. Siempre se espera que los escritores den respuestas a cuestiones sobre el mundo, pero si escribimos es justamente porque no tenemos más que preguntas y es nuestra forma de comprender lo que nos rodea. Por supuesto, creo que los últimos años se han puesto en perspectiva el lugar del hombre y del sistema del patriarcado, algo que sin duda es formidable”, concluye el escritor.