Una contienda de dos es lo que se avecina en la búsqueda de la gubernatura de Puebla para los próximos días, después de que Alejandro Armenta Mier y Eduardo Rivera Pérez se consolidaron como virtuales precandidatos de las alianzas encabezadas por Morena y PAN, respectivamente, y que, según especialistas, comparten la misma debilidad: cargar con el peso político que representa el PRI, uno en el pasado, por haber militado en él, y otro hacia el futuro, por llevarlo de aliado.
Académicos entrevistados por El Sol de Puebla coinciden en que la mayor debilidad de cada uno gira en torno al partido tricolor, pues Alejandro Armenta fue uno de los funcionarios más importantes del PRI en los tiempos en que este partido alcanzó su mayor desprestigio en el estado por el escándalo de Mario Marín y en el sexenio de un desgastado Enrique Peña Nieto.
Con Marín fue secretario de Desarrollo Social y director del Sistema Estatal DIF, mientras que con Peña Nieto fue coordinador de campaña en Puebla durante la elección de 2012, cuando ganó la presidencia de la República.
Eduardo Rivera, por su parte, sumó por segunda ocasión a este partido en un proceso electoral, pues con esa coalición logró ganar la presidencia municipal de Puebla en 2021. Aun cuando salió airoso en esa contienda, esta vez cargará con un partido más desgastado desde su dirigencia nacional y con una fuga de militantes que ya buscan cabida en Morena.
“(Eduardo Rivera) se va a tener que encargar de dar explicaciones de por qué sale con el PRI, de cuándo se volvió priista y cuándo el PRI se volvió un partido confiable; seguramente tratará de decir que Morena es el PRI y el PRI ya no es el PRI, aunque lo siga siendo y quizá llegue a agobiarlo”, expone el doctor en Ciencias Sociales de la Universidad Iberoamericana en Puebla, Miguel Calderón Chelius.
Actualmente, Armenta Mier, senador con licencia, es el coordinador estatal de los comités de Defensa de la Transformación desde que el 11 de noviembre ganó la encuesta interna de su partido, Morena, y certificara así para ser el precandidato a la gubernatura del partido oficialista y sus aliados PT, Partido Verde, Nueva Alianza Puebla y Fuerza por México Puebla. Los dos últimos se sumaron un mes después de su nombramiento.
En el otro bloque, aunque no se ha oficializado su designación, Rivera Pérez se registró como precandidato a la gubernatura de la coalición “Mejor Rumbo por Puebla”, compuesta por su propio partido, PRI, PRD y PSI.
Ambos aseguran tener la trayectoria y la capacidad para gobernar el estado de 2024 a 2030, pero será hasta el 2 de junio del siguiente año cuando las y los ciudadanos saldrán a emitir su voto mayoritariamente a favor de uno de estos dos perfiles (más el candidato de Movimiento Ciudadano, que todavía no está definido).
Es por ello que en este diario hicimos un análisis, con apoyo de especialistas, para que nuestros lectores tengan un panorama más amplio sobre los dos políticos que encabezan las preferencias para convertirse en los nuevos inquilinos de Casa Aguayo.
Orígenes priistas de Armenta
De acuerdo con el análisis que hacen especialistas, el oriundo de Izúcar de Matamoros es un hombre con amplia trayectoria, sin embargo, su imagen y perfil están ligados a otros grupos políticos del pasado. Armenta Mier ha tenido diferentes mentores políticos, entre ellos el exgobernador Mario Marín Torres, hoy detenido por el delito de tortura en contra de la periodista Lydia Cacho.
Incursionó en la vida política en 1990 con las siglas del Partido Revolucionario Institucional (PRI) en donde no sólo ocupó cargos internos como secretario general del Comité Directivo Municipal del PRI en la capital poblana o dirigente estatal del partido. También espacios de elección popular, destacando la presidencia municipal de Acatzingo en el trienio de 1993 a 1996.
En el periodo de 2002 a 2005 fue diputado en el LV Legislatura del Congreso local. Más tarde, durante la administración estatal del priista Mario Marín Torres, de 2005 a 2011, Alejandro Armenta fue nombrado director general del Sistema Estatal DIF de 2005 a 2006, y posteriormente secretario de Desarrollo Social del Gobierno de Puebla de 2006 a 2008.
El maestro en Administración Pública de Calidad en la Gestión Pública Local también llegó a la Cámara de Diputados en el periodo de 2015 a 2018 tras encabezar la diputación federal por el distrito VII de Tepeaca en la LXIII Legislatura del Congreso de la Unión.
La historia de Armenta Mier en el instituto político tricolor terminó en mayo de 2017, después de no obtener la candidatura por la gubernatura y acusar a su partido de negociar este cargo con el Partido Acción Nacional (PAN) para que en 2018 el morenovallismo, grupo político ligado a Rafael Moreno Valle, permaneciera en el Poder Ejecutivo.
Inmediatamente después se sumó a Morena, proyecto de López Obrador, que lo llevó a ganarse un lugar en el Senado de la República en 2018 en dupla con Nancy de la Sierra.
Tras la muerte de la entonces gobernadora de Puebla, Martha Erika Alonso, el expriista buscó ser el candidato del partido para la elección extraordinaria de 2019, pero le ganó Miguel Barbosa Huerta. Actualmente Armenta Mier es senador de la República con licencia.
Armenta, con mayor presencia en el interior del estado
El doctor en Sociología por el Colegio de México, Calderón Chelius, comenta que Armenta Mier se presenta como un perfil con una amplia trayectoria política con arraigo en Puebla al haber sido presidente municipal, diputado local, diputado federal y presidente del Senado de la República.
Además de su experiencia en cargos públicos, la cercanía con grupos sociales emergentes que comulgan con la ideología de Morena y su proximidad con las “viejas redes del priismo” amplían su presencia en el interior de la entidad.
El académico agrega que contar con el respaldo del partido que actualmente posee la mayor consolidación a nivel nacional, así como la presencia de la fuerza a nivel estatal, la definición como candidato desde noviembre y la unidad entre militantes, tras finalizar el proceso de selección de perfil, son factores que robustecen de manera positiva el perfil del contendiente.
A esta perspectiva se suma René Valdivieso Sandoval, doctor en Ciencias Sociales y Políticas de la Ibero Puebla, quien considera que la temprana carrera política del senador lo coloca en una posición de ventaja en la contienda electoral de 2024.
“Es un personaje que desde joven se ha formado en el contacto con la gente, de la vida política desde la base y eso es importante (…) Después de finalizar su etapa con el PRI termina siendo parte fundamental de Morena, que lo llevó a ostentar un cargo tan importante como senador”, apunta.
Eduardo Rivera, candidato de unidad
En menos de una semana, el panista Eduardo Rivera inició el proceso de registro en los cuatro partidos que lo llevarán a ser el candidato de la alianza “Mejor Rumbo por Puebla” para la gubernatura. Aunque no se ha oficializado su designación como abanderado de la coalición, el todavía presidente municipal de Puebla es el único perfil que se registró para este cargo en su partido, así como PRI, PRD y PSI.
A diferencia de Alejandro Armenta, el panista no tiene que trabajar una operación cicatriz al interior de la coalición que lo abandera, pues desde hace varios meses es considerado como el único perfil de oposición con posibilidades reales de recuperar la entidad.
Desde finales del año pasado, sus líderes a nivel nacional y estatal lo mencionaron como el mejor perfil para encabezar esta candidatura, sin embargo, fue hasta el 15 de octubre de este año, durante su segundo informe de labores, cuando manifestó públicamente su interés de buscar este cargo.
En su caso, el panista ha sido blanco de críticas sobre su gestión al frente del gobierno municipal.
Los académicos coinciden en que el reto político de Eduardo Rivera es mejorar su posicionamiento al interior del estado, así como hacer frente a los señalamientos contra el PRI, instituto que forma parte de la coalición que lo respalda.
Siempre ligado al PAN
A pesar de que Rivera Pérez es oriundo de Toluca, Estado de México, su trayectoria política la ha desarrollado en la entidad poblana, siempre bajo el cobijo de Acción Nacional, instituto político que lo llevó a ocupar su primer cargo público en el año 2000, cuando se convirtió en diputado federal por la vía plurinominal en la LVII Legislatura.
Tres años más tarde se posicionó como presidente estatal de la fuerza partidista y así se mantuvo hasta 2006. Más tarde, en 2008, llegó como legislador de la LVII Legislatura del Congreso local mediante la vía de la representación proporcional (pluri) y tan sólo dos años después se convirtió en presidente municipal, para el trienio 2011-2014, bajo la alianza ‘Compromiso por Puebla’, conformada por PAN, PRD, Nueva Alianza y Convergencia, hoy Movimiento Ciudadano (MC).
En 2018, Rivera Pérez nuevamente compitió por la presidencia municipal de Puebla en los comicios de ese año, respaldado por PAN, PRD y MC, donde se enfrentó a su primera derrota electoral, perdiendo ante Claudia Rivera Vivanco, de Morena, PT y PES.
Sin embargo, en las elecciones de 2021 Eduardo Rivera volvió a encabezar la candidatura al gobierno de Puebla capital, con el PRI y PRD respaldándolo, en donde derrotó a la morenista Claudia Rivera y así encabezó su segundo gobierno municipal.
A diferencia de Alejandro Armenta, el panista no tiene ningún vínculo con otro instituto político, situación que lo “libra” de esos señalamientos. No obstante, en su lugar los académicos coinciden en que deberá hacer frente a los negativos que envuelven al PRI.
Arrastra con desprestigio del PRI
En este sentido Calderón Chelius expone que el panista va a “cargar” con los negativos que rodean a los institutos políticos que integran la coalición electoral.
Apunta que el Partido Revolucionario Institucional (PRI) y el de la Revolución Democrática (PRD) son fuerzas que “jalan más hacia abajo que hacia arriba”, por lo que Rivera Pérez se verá obligado a justificar la suma de estos partidos, en específico del instituto tricolor, situación que jugará en su contra.
“Se va a tener que encargar de dar explicaciones de por qué sale con el PRI, de cuándo se volvió priista y cuándo el PRI se volvió un partido confiable; seguramente tratará de decir que Morena es el PRI y el PRI ya no es el PRI, aunque lo siga siendo y quizá llegue a agobiarlo”, expone.
Para el catedrático, que el panista ostente el cargo como presidente municipal de Puebla es un “arma de doble filo”, pues explica que desde este cargo puede presumir su ejercicio de gobierno, pero se vuelve blanco de señalamientos sobre posibles fallas o contradicciones.
Opina que el político poblano asumió el cargo con el argumento de generar “grandes cambios”, situación que, desde su óptica, no se logró pues no es un gobierno que deslumbre, lo que podría restar puntos en la zona de la capital poblana.
“Volvió a ser alcalde con un discurso de que haría grandes cambios, esto no se ha observado, no es un gobierno que deslumbre, ni que destaque notablemente, pero tampoco ha sido un gobierno que tenga mayores descalabros (…) Se ha mostrado como un administrador eficiente, no sobresaliente”, dice.
Puebla capital, su fuerte
Miguel Calderón reconoce a Eduardo Rivera como un político con altos niveles de conocimiento en la Zona Metropolitana de Puebla, teniendo mayor arraigo en la capital poblana, tras llegar a liderar la ciudad en dos ocasiones, situación que lo coloca en ventaja frente al candidato del oficialismo en esta zona del estado.
Añade que su fortaleza se encuentra en la experiencia de gobernar el municipio más importante a nivel estatal, además de haber mantenido una relación institucional con el fallecido gobernador morenista Miguel Barbosa Huerta, contrario a lo que sucedió con el entonces mandatario estatal y la alcaldesa de su mismo partido Claudia Rivera.
En la actual administración de Sergio Salomón Céspedes Peregrina también ha logrado mantener una buena relación, situación que lo coloca como un político institucional.
Sin embargo, reconoce que su trabajo está en llevar esos niveles de conocimiento al interior del estado, zona donde tiene mayor presencia Alejandro Armenta. En este sentido, señala que debe apresurar el paso en la carrera electoral para lograrlo, ya que la tardanza en los procesos internos de los partidos del bloque opositor lo dejó atrás en la contienda.
“Morena hizo un proceso interno e hizo operación cicatriz y Eduardo Rivera tardó en consolidarse como candidato de la oposición, perdiendo la oportunidad de tener un contacto mayor con la población del estado. Aunque tiene presencia en la capital, no lo tiene a nivel estatal que sí tiene [Alejandro] Armenta”, subraya..
A este punto de vista se suma Valdivieso Sandoval, quien considera fundamental que su partido crezca en estructura al interior del estado, pues, añade, que tiene presencia, pero no fuerza, siendo esa su principal debilidad en el proceso electoral.
“El PAN tiene presencia al interior del estado, pero no tiene mucha fuerza, esto es importante porque las estructuras dan fortaleza y presencia, y su partido no tiene fuerza en muchos lados y sin duda es una de sus principales debilidades”, dice.
El catedrático finaliza comentando que otra de las oportunidades del bloque opositor está en acaparar los votos de aquellos ciudadanos desencantados con el proyecto del presidente Andrés Manuel López Obrador.
Las precampañas de los aspirantes al gobierno del estado arrancarán el lunes 25 de diciembre. Por Morena y aliados irá solo Armenta Mier, mientras que por el frente opositor lo hará Rivera Pérez.
También participarán en esa etapa de la elección dos aspirantes de Movimiento Ciudadano, un partido político sin posibilidades de pelear por el triunfo, Graciela Palomares y Fernando Morales.