Tras la detención y posterior liberación de María Hilda N., originaria del municipio de Zacapoaxtla y conocida en la sociedad poblana como Lilí N., por el probable delito de trata de personas, entre otros, una mujer de la Sierra Nororiental reveló haber sido víctima de esta mujer, sin embargo, a pesar de haber atravesado por dicha situación de maltrato y vejaciones, omitió interponer una denuncia penal, por temor a alguna represalia.
Es el caso de una joven quien, de manera anónima, narró que fue en el 2015 cuando conoció en Zacapoaxtla a María Hilda, la exreina de belleza, quien le ofreció trabajo, prometiéndole un salario de 3 mil pesos semanales, cantidad que le habría parecido bastante atractiva comparada con los sueldos que suelen obtenerse en los municipios de la región; sin embargo, al ser menor de edad fue su mamá quien entregó una copia de su credencial del INE, para supuestamente otorgar el permiso.
Según contó, fue frente a su mamá donde María Hilda se mostró muy amable y muy buena persona, lo que valió para que su mamá le otorgara el permiso para ser llevada a la ciudad de Puebla a trabajar, pero “llegando a Puebla, me puso a trabajar de 7 de la noche a 1 de la mañana. A las 2 de la mañana me fui a dormir y me levantó a las 5 de la mañana y me hizo preparar el desayuno de los niños; eso era de todos los días”.
Lilí le media los tiempos y no le dejaba hablar con nadie
Al respecto, dijo que en cada una de las actividades que le eran asignadas “le media el tiempo”, transcurriendo así un mes, periodo en el que pidió le fuera entregado el sueldo de lo ya trabajado, pero le fue negado; posterior a ello, la joven refirió que solicitó un permiso a su patrona para visitar a sus papás, lo que de la misma forma no le fue otorgado, quintándole además su teléfono celular, con lo cual la dejó prácticamente incomunicada.
“Unas que otras veces me golpeó, me encerraba y no me daba de comer, y las veces que me daba de comer era comida echada a perder. Algunas veces me amarraba cuando ella salía con su marido. Después de unos meses, su marido se fue a Europa, cuando regresó trajo algunas joyas, ropa que, según él, me había regalado, pero en realidad era una trampa”, relató la joven serrana.
De lo anterior, dijo que, tras ser mandada a barrer la cochera, al regresar al cuarto de servicios, descubrió que la también conocida como Lilí se encontraba extrayendo los obsequios que le habían sido otorgados por el esposo de ésta, acusándola de haberse robado dichos artículos, amenazándola con llamar la policía para acusarla de robo y que “sería su palabra contra la mía”.
En tanto, comentó que, tras medio año de encontrarse en dicha situación, “no me dejaba hablar con nadie, después me llamó para platicar y su marido me dijo que tenía que firmar un contrato en el que yo trabajaría dos años sin un sueldo. De por sí no lo recibí. No quise firmarlo, me pegó, me empujó y me encerró una semana en el cuarto y no me dejó salir, no me dio de comer”.
Víctima logró escapar en una salida al cine
De la misma manera, contó que tras dicho incidente fue hasta la llegada de unos trabajadores, quienes fueron contratados para pintar la casa, quienes, al percatarse de la situación de la joven, le ofrecieron ayuda para saltarse la barda, pero no logró hacerlo, optando entonces por esconder las llaves, por lo que al no encontrarlas y tras la necesidad de ir al cine, Lilí y su esposo la llevaron con ellos.
En el lugar, la víctima habría pedido ir al sanitario, sitio al que fue acompañada y vigilada por el esposo, donde pidió ayuda a otras personas; sin embargo, Lilí llegó a la escena para golpearla; no obstante, ésta comenzó a gritar y pedir ayuda, generando un forcejeo que le permitió huir del cine, siendo ésta la única alternativa que tuvo para liberarse de la esclavitud.
Ante ello, también narró que, de acuerdo con lo expresado por los propios hijos de Lilí, dichos abusos, eran cometidos en contra de otras jóvenes que en otro momento habían permanecido dentro de su casa; por tal motivo, dijo que a casi ocho años de lo ocurrido, aún vive con miedo, viéndose en la necesidad de migrar a otro estado para evitar algún tipo de venganza, aunque con la intención de denunciar, lo que representaría retornar a Puebla además de generar gastos económicos, con los que no cuenta.