Mateo Vicente Musitu y Zalvide-Goitia, uno de los hombres más poderosos de Izúcar de Matamoros, quien según se cuenta hizo pacto con el Diablo para obtener riqueza y construir su propia capilla, también participó durante la batalla de la Independencia de México en 1811 y murió durante dicha guerra.
Era un hacendado dueño de los ingenios azucareros más grandes de la región, tenía en su poder fincas y terrenos, sin embargo, pobladores narran que su fortuna se debía a un pacto que hizo con el Diablo al interior de una capilla que él mismo edificó en la comunidad de San Isidro Labrador.
Narran los más longevos de la zona que este hombre todos los días acudía a su pequeña iglesia alejada de la población, aunque no se especificaba cuál eran los rituales, tiempo después la leyenda confirmó que a eso se debía su fortuna y poder.
La leyenda cuenta, además que también que Mateo Vicente Musitu podía estar en dos lugares a la vez, es decir, que algunos lo veían por la Hacienda de Raboso, mientras que otros se desconcertaban al verlo caminar solitariamente en otros lugares.
Por su parte y de acuerdo con Raúl Martínez Vázquez, cronista del municipio de Izúcar de Matamoros, en la historia de México y de la batalla de la Independencia sí existió un personaje llamado Mateo Vicente Musitu y Zalvide-Goitia, quien, en compañía de su limitada tropa, participó en la batalla en 1811 en el municipio de Chaiutla de Tapia, en la revuelta de la guerra.
Detalló que todos los hacendados y terratenientes de la época española se unieron para fusilar a José María Morelos y Pavón, por lo que Musitu y Zalvide-Goitia pagó una especie de brigada con originarios de Izúcar de Matamoros para combatir a los insurgentes en Chiautla de Tapia.
Fue en este último municipio que se registró un enfrentamiento, sin embargo, la brigada realista perdió, a pesar de que Musitu habría mandado a hacer un cañón al que le puso “Matamorelos”, dicho artefacto se encuentra desaparecido, aunque sí existen relatos de que existió.
El hacendado intentó huir, pero fue aprehendido por los insurgentes, esto de acuerdo al cronista de esa época, Carlos María de Bustamante, y posteriormente uno de los insurgentes le informó al cura Morelos sobre su detención, por lo que mandó a fusilar al hacendado, en un lugar ubicado en el municipio de Chiautla de Tapia.
Cuenta la leyenda que después de su muerte fue sepultado en la comunidad de Raboso, donde era dueño de la hacienda y donde según permanecen sus restos, aunque ningún vecino actual sabe dónde fue enterrado.
Desde 1811 hasta la fecha, su capilla al que se denominó “Capilla del Diablo” se encuentra en ruinas y abandonada, aunque un tiempo fue dedicada a San Miguel Arcángel, pero sin ritual al interior del inmueble.
Hoy en día la Capilla del Diablo que data del siglo XVlll se ha vuelto un tema turístico, también recibe visita de investigadores paranormales, cronistas, historiadores y organizaciones que siguen analizando la vida del personaje.